Ángeles García salió ayer a comprar y cuando enfiló la plaza del Conceyín de La Corredoria vio con sorpresa cómo una pareja de agentes vigilaba el parque infantil. Los efectivos, pertenecientes a la hornada de 35 nuevos hombres y mujeres incorporados a la Policía Local este mismo lunes estaban realizando su primera patrulla oficial por la zona en funciones de Policía de Barrio, tras varios ensayos llevados a cabo en los meses de mayo y junio. “Es una grandísima noticia porque nos hace sentir más seguros”, razonaba García tras conocer que se trataba de la primera patrulla regular de este operativo especial también estrenado este martes en Colloto y el casco histórico, gracias a las 35 nuevas incorporaciones en el cuerpo.
Si bien el servicio no funcionará a pleno rendimiento hasta septiembre, una vez superadas las vacaciones estivales de muchos funcionarios la concejalía de Seguridad Ciudadana dirigida por el concejal José Ramón Prado ve en la llegada de los jóvenes efectivos el impulso definitivo a un modelo de Policía de proximidad muy esperado por los ciudadanos. “Cada uno de los turnos se reforzará con entre 8 y 10 agentes y ello permitirá consolidar esta apuesta del Ayuntamiento”, explicó el subinspector Norniella mientras seguía con atención la primera jornada de trabajo de los nuevos agentes.
Mientras una pareja de policías dedicó todo su turno a dejarse ver y atender las demandas de los vecinos de Colloto y La Corredoria, otra asumió la función de supervisar la seguridad en un casco histórico atestado, ayer, de turistas. “La mayoría de las patrullas se realizarán en los barrios que demandan una mayor presencia policial, si bien la intención es terminar llegando a todos los sitios”, indicaron fuentes del equipo de Prado.
Las funciones del nuevo servicio municipal serán muy variopintas. Mantener un estrecho contacto con los comerciantes locales, supervisar el cumplimiento de la normativa sanitaria, contribuir a evitar el caos circulatorio y el abuso de los estacionamientos en doble fila son solo algunos de los cometidos entre los que se incluye también una tarea menos vistosa, pero necesaria. “Los policías serán de alguna manera los ojos de la administración, ya que advertirán de la existencia de deficiencias en el mobiliario urbano y las necesidades planteadas por los vecinos”, apunta Norniella.
Espantar al delincuente
La presencia policial unida a la simple idea de contar con una mayor complicidad del cuerpo municipal encanta a los habitantes de unos barrios siempre temerosos de verse golpeados por la delincuencia. “Todo lo que se dejen ver será bueno para ahuyentar a los cacos y para transmitir una imagen de que quien no cumpla será castigado como se merece”, sostiene Pedro Moreno, que ayer se acercó hasta La Corredoria desde Ventanielles para realizar la compra en un supermercado local.
Si todo va bien, la Policía de barrio operará de manera continua en las zonas consideradas más conflictivas de cara a un mes de septiembre en el que se deberá conjugar esa función con los operativos especiales de las fiestas de San Mateo, las cuales, a pesar de la situación sanitaria, podrían celebrarse con una amplia programación tanto en el casco histórico como en la zona del Cristo.
De momento los vecinos respiran con cierto alivio al ver cómo desde el Consistorio tratan de dar respuesta a las peticiones vecinales, aunque desde la oposición denuncian que todavía sigue habiendo un gran déficit de personal. “Al menos se ve que intentan hacer algo para mejorar”, apuntaba, ayer, Inmaculada Prieto, vecina del Molín de la Casuca.
