Javier Calzadilla (Tineo, 1941) asumirá el decanato del Colegio Oficial de Arquitectos tras la dimisión del equipo de gobierno de Alfonso Torre. La última junta directiva se vio forzada a dimitir después de ver cómo se rechazaban sus presupuestos, lo que les obligaba, según los estatutos del colegio a someterse a una cuestión de confianza a escasos meses de las elecciones. Calzadilla, como miembro colegiado de más edad asumirá el decanato de manera temporal hasta el próximo proceso electoral.

El arquitecto regresa a los ochenta años a un cargo que ya desempeñó entre 1987 y 1991. Recién operado de una cadera, Calzadilla asumirá una responsabilidad imprevista pero que define como grata: “Son cosas que hay aceptar según vienen”. Las responsabilidades del cargo, explica, serán fáciles de sobrellevar: “hay que convocar elecciones y resolver los asuntos ordinarios y obligatorios del colegio”.

Esta semana, la mesa de edad del órgano de los arquitectos asturianos se reunirá para fijar el calendario de las próximas elecciones y que certificarán su salida como decano, pero no como colegiado. El arquitecto sigue participando de los grupos de trabajo del colegio y dirige la mesa de urbanismo. Su accidentada vuelta a la dirección del colegio, explica, se deriva de una práctica habitual, pero con la que no está de acuerdo. Antes de las elecciones se han rechazado los presupuestos de los últimos tres equipos de gobierno –los de Alfonso Torre, Sonia Puente y Alfonso Toribio– fueron tumbados. Una práctica que permiten los estatutos y que, en palabras de Torre, sirven para “desestabilizar y debilitar al equipo de gobierno”.

Calzadilla compaginará el decanato con sus trabajos sobre la despoblación en Asturias y con sus responsabilidades como tesorero en la Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera. Según el arquitecto “no se puede parar nunca” y nunca lo ha hecho, a lo que achaca su buena forma intelectual con ochenta años recién cumplidos.

El tinetense, pero afincado en Oviedo desde los ocho años, se jubiló en 2008, firmando un último proyecto que ahora se pretende recuperar: la ambiciosa rehabilitación de la sede de la Agencia Tributaria.

El arquitecto comenzó a trabajar en 1964 de la mano del arquitecto Ignacio Álvarez Castelao en ese mismo edificio, el antiguo convento de Santa Clara. Años después obtuvo la plaza como funcionario de Hacienda, en la que trabajó durante 41 años con varias excedencias en las que hizo, entre otros, el edificio que fue del Banco Asturiano en la calle Fruela, el Conservatorio de Oviedo o el edificio de la Pescadería en Gijón. El arquitecto, volvió así donde comenzó a trabajar y donde vio su último trabajo. Aquel proyecto lo firmó en 2008. Entonces llegó la crisis económica y “la niña bonita de la Administración”, a la que Calzadilla explica que se le concedía dinero para cualquier proyecto, se vio sin fondos para acometer una reforma que considera “muy necesaria”. La Agencia Tributaria planea ahora un nuevo proyecto de rehabilitación que, dice, no es exactamente igual que el que el plantease antes de jubilarse, pero que sigue de cerca.

A la vida hiperactiva de Calzadilla se suman también una etapa como presidente de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo e impulsó la Sociedad Fonográfica Asturiana.