Es probable que si una poza lleva el nombre de “El Infierno” la gente se lo piense dos veces antes de lanzarse... Entonces ¿por qué no plantearse qué secretos esconde la toponimia de los lugares para evitar posibles riesgos? Esta es una de las ideas que sugirió el filólogo Xulio Concepción durante su conferencia de este martes en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA): “Toponimia del Naranco: historia naranquina a través de sus nombres”. En esta ponencia del ciclo sobre la historia del monte, quiso aprovechar para recalcar que “construir un túnel en el Naranco podría dejar secos a varios pueblos de alrededor”.

El ponente se refería al proyecto de la Ronda Norte que, según aseguró, puede ser muy peligroso si no se tienen en cuenta las venas internas que recorren un paisaje: “no se sabe dónde pueden ir a dar ni dónde repercuten”. Por eso, recordó, es de vital importancia conocer el origen de los apelativos que los antepasados pusieron a los lugares, ya que son una representación de su historia, secretos y geografía.

En el caso del Naranco fluyen las denominaciones con raíces de agua subterránea, como Las Regueras, L’Aguañaz, La Piolaya; hasta el propio nombre del monte es un hidrónimo, tal como explicó Concepción. La denominación proviene del preindoeuropeo ”Nar” cuyo significado es agua o arroyo que fluye de manera abundante.

“Hay al menos 140 fuentes, más las que desconocemos. No se puede parar el agua”, afirmó el ponente a la hora de explicar el riesgo que suponen las obras planteadas para desahogar el tráfico de la ciudad de Oviedo. Según su opinión, es un error comenzar cualquier proyecto si no está bien meditado y con la toponimia estudiada de manera minuciosa: “Un lugar como el Naranco, que alberga tal cantidad de nombres, debería conocerse y los promotores de proyectos tendrían que pedir asesoramiento a geólogos, geógrafos o ecólogos antes de destrozar un entorno de manera irreversible”.

Para ilustrarlo puso como ejemplo la variante de Pajares: “Muchos pastores leoneses se han quedado sin acuíferos. Repetir una equivocación así sería injusto”. Por estas razones, Xulio Concepción insistió en la necesidad de estudiar las raíces toponímicas que acompañan a la geografía, porque nunca son en vano. Hasta el punto de “poder evitar desastres si se tienen en cuenta”.