Esta mañana, las calles de Oviedo regresaron a 1928, a las mascaradas que pintó Evaristo Valle, al carnaval censurado y popular. Lo han hecho de la mano de Los Mazcaritos d 'Uviéu junto a la comparsa del "Antroxu 2022" , una asociación cultural que pretende "recuperar una tradición que lleva viva casi un siglo" en el concejo, y gracias a los testimonios orales de personas que aún recuerdan esa época.
"El Ciego" guiaba esa "comitiva de locos" a la que acudieron personajes emblemáticos como "La Destrozona", "Los Sábanos" o "Las Zaparrastras". También deambulaba el cura junto a sus demonios, una embarazada a punto de traer al mundo un pequeño "mazcarito" y los zuavos. "Antes las bandas militares alegraban las fiestas, estos soldados representan también el panorama bélico al que estamos volviendo", explica el presidente de la asociación, Anxel Nava.
Las pequeñas, Nora, Nora y Catalina, de cinco y seis años, son las cíngaras y el oso. Con panderetas y una cadena para sujetar, en este caso a la osita, desfilan alegremente; aunque "con un poco de calor", dice "la Nora" que se ha metido dentro del pelaje del mamífero. No falta personaje o detalle, y todos amenizan al ritmo de música, sátiras y parodias populares la mañana de los ovetenses.
Desde el Paraguas hasta el teatro Campoamor, con diversas paradas en el Antiguo -refrigerio a cuenta de los hosteleros de la plaza del Sol incluido- captan la curiosa mirada de los viandantes. Quienes los conocen ríen y siguen sus pasos; los turistas neófitos en la tradición sacan fotos incrédulos e ,incluso, al principio más de uno parece asustado.
Esta costumbre nace desde abajo para criticar a los de arriba. Es el pueblo el que se enmascara y decide soltar críticas veladas mediante el espectáculo. "Una de las coplas de hoy es 'Parodia La Vanderona' que dice 'Cantineli ye español...'. Con eso lo digo todo", explica uno de los integrantes del desfile. También hay algunos guiños a la situación actual y algunos personajes hablan por sí solos.
Así, entre notas musicales, bailes populares, cánticos y gritos, animaron a más de uno a seguir esta "no tan santa comparsa" por los soleados rincones de la capital asturiana.
