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El diván ovetense del reportero Keane: así ayudó la psicóloga Cristina García a un mito del periodismo de guerra

El informador británico sufría un trastorno de estrés postraumático

Fergal Keane y Cristina García Llavona, en una de las imágenes del documental. BBC

Desde hace unas semanas el reportero de guerra británico Fergal Keane se ha convertido en una especie de icono mediático en el Reino Unido. La razón de que Keane lleve ya tiempo recorriendo los platós de las cadenas anglosajonas es la emisión por la BBC –la televisión pública del país– de un reportaje en el que el periodista relataba el infierno que había cruzado para conseguir superar el trastorno de estrés postraumático que le había causado visitar decenas de países en conflicto. En su recuperación ha sido una pieza clave, esencial, la psicóloga ovetense Cristina García Llavona, que lleva tratándolo ya un par de décadas y que, algo más en segundo plano, es otra de las protagonistas de este documental que ha tocado la fibra sensible de los británicos. Durante el tratamiento “le llegué a prohibir que fuera a sitios donde hubiera guerra, pero, de repente, ponía la tele y lo veía en Siria”, asegura la psicóloga.

El documental se abre con la imagen que encabeza este reportaje, en la que Keane y García Llavona están sentados en un banco del Roe Hampton Priory Hospital de Londres, uno de los principales centros de rehabilitación en desórdenes mentales, adicciones y desordenes alimenticios de las Islas. Allí fue donde ambos se conocieron hace ya unos cuantos años. Él como paciente y ella como psicoterapeuta especializada en el tratamiento conductual cognitivo. El hospital tenía un contrato con el ejército inglés y el americano y a García Llavona –con bastante experiencia en el trastorno de estrés postraumático– le mandaban a muchos de estos pacientes. No era del ejército, pero Keane también acabó en su consulta. “Ya de aquella era una persona muy famosa, pero yo no veía la tele y no lo conocía de nada. El caso es que me dijo si yo podía ser su terapeuta y congeniamos muy bien”, apunta la ovetense. Hubo un conflicto que marcó a fuego al reportero británico: el genocidio de Ruanda, que cubrió en 1994. “Se había alcoholizado (el de las adicciones es uno de los síntomas comunes del estrés postraumático), pero cuando nos conocimos ya no bebía, lo había dejado”, destaca.

Cristina García Llavona. José Luis Salinas

Una de las condiciones que García Llavona le puso, además de no probar la bebida, fue no pisar lugares de conflicto. Pero durante muchos años Keane no pudo evitarlo. Era una adicción más. “Una vez recuerdo que estuve cinco meses sin verlo y encendí la tele y lo vi en Siria. Todo lo que no podía hacer lo hacía, era como un crío. Cuando volvió me dijo que tenía más miedo de la bronca que le iba a echar que de los propios sirios”, asegura.

Durante muchos años Keane llevó en secreto su trastorno. Tanto que ni sus jefes lo sabían, con lo que acabaron por nombrarlo corresponsal en África, un continente en ebullición. Así que, claro, antes de la pandemia recayó y tuvo que volver a ser ingresado. “Ahora ha decidido hacer público su problema para que la BBC –canal para el que trabaja– no lo vuelva a enviar a ninguna zona de conflicto”, apunta la psicóloga. “Ahora está muy bien, ha recuperado mucho. Aunque hace unas semanas se fue a Ucrania. Cuando lo vi en la tele casi me da un patatús”. El documental también ha servido para dar visibilidad a este trastorno que afecta a pacientes tan diversos como reporteros de guerra, víctimas de violaciones o de maltrato.

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