Laurentino Gómez, párroco emérito de Santa María Real de la Corte, donde durante 16 años, falleció esta madrugada a los 85 años de edad en el Hospital Monte Naranco como consecuencia de un progresivo deterioro causado por los problemas de salud que le llevaron hace ahora casi once años a jubilarse sin dejar de estar vinculado del todo a esta emblemática iglesia ovetense.

De raíces gijonesas, será en la villa marinera donde se instalará la capilla ardiente de un sacerdote cuya andadura comenzó en 1964 como coadjutor en La Calzada. Cuatro años más tarde comenzó a ejercer el sacerdocio en Teverga, aunque en 1970 fue trasladado a Las Vegas (Corvera) y entre 1979 y 1995 fue cura en la parroquia gijonesa de Jove.

Su última parroquia fue Santa María de la Corte, en la que lideró una serie de ambiciosas obras y de la que se despidió, emocionado en 2011, con una misa para el recuerdo en la que muchos niños y generaciones de jóvenes a los que dio la primera comunión acudieron en masa. "Los niños de La Corte te queremos muchísimo y sentimos mucho que te vayas y no estés con nosotros. Queremos darte las gracias por enseñarnos tantas cosas de Jesús, por hacer que nos enamorásemos del Evangelio y por la paciencia y trabajo que nos dedicaste", le trasladaron aquel día 16 de octubre sus fieles más menudos en La Corte.

"Sensible" e "hiperactivo, en el buen sentido de la palabra", tras su jubilación se trasladó a vivir a la vivienda gijonesa de sus padres, donde durante un tiempo contó con el apoyo de otro sacerdote, pero en los últimos meses no le quedo más remedio que recurrir a la atención de una Casa Sacerdotal, en la que fue recibido con los brazos abiertos.

Curiosamente era de la misma generación de Fernando Fueyo, histórico párroco de El Coto y capellán del Sporting, fallecido ayer. "Ambos están ahora mismo de cuerpo presente", indicó el director de la Casa Sacerdotal, José Antonio González Montoto, quien adelantó que la capilla ardiente de Gómez se instalará en el tanatorio Noega de Gijón.