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Se cumplen 30 años del concierto de Michael Jackson en Oviedo: "Yo le vi salir volando del Carlos Tartiere"

La actuación del "Rey del pop" en el día de San Mateo de 1992 ya es un icono de los años noventa en la ciudad

El 21 de septiembre de 1992 Michael Jackson actuó en el Carlos Tartiere de Buenavista ante 25.000 personas. El paso del "Rey del pop" por la ciudad fue un hito del que ahora se cumplen 30 años. LA NUEVA ESPAÑA ha elaborado este reportaje para recordar la intrahistoria, anécdotas y protagonistas de aquel recital.

"Yo vi a Michael Jackson salir volando en un cohete autopropulsado del Carlos Tartiere". La frase, de ser cierta, porque se supone que el "Rey del pop" utilizaba un doble para esa pirueta de fin de fiesta, la podrían pronunciar unas 25.000 personas, las que asistieron al concierto en el campo del Oviedo, en Buenavista, en una de los tres únicas paradas que la gira "Dangerous" hizo en España en 1992. Otros podrán contar también que vieron a Slash, tocar en el Pinón Folixa, y que fue la misma noche, porque aquel 21 de septiembre, día de San Mateo, fue la primera vez Jacko se trajo al guitarrista de "Guns’n’Roses" para que le acompañara en "Black or white", algo que solo volvería a verse en Tokio el 31 de diciembre de ese año. Visto con la perspectiva de treinta años, el concierto de Michael Jackson en Oviedo ha sobrevivido al paso del tiempo como uno de los macrorecitales más recordados de la ciudad y su evocación se ha convertido ya casi en un icono de aquel Oviedo de los noventa en el que había que ir a recoger las entradas a "Las tiendas corty" y decíamos "pepsicola", patrocinadores de la gira junto a este periódico, la Caja de Ahorros de Asturias, los 40 Principales e Hidroeléctrica del Cantábrico. Era también, claro, el casi recién estrenado pero ya muy identificable Oviedo de Gabino de Lorenzo, que aquel año se echó la escopeta al hombro y salió a tratar de cobrarse más piezas que Gijón en la montería de los grandes conciertos de rock.

Por la izquierda, vista general del montaje de Jackson en el Tartiere, público en primera fila, y accediendo al campo. Abajo, el cartel, anunciando ya la nueva fecha. LNE

Ellos se habían estrenado ya dos años antes con Tina Turner y David Bowie. Aquí, lo más parecido a ese tipo de baños de multitudes (con permiso de "The Beach Boys" en 1990) había sido el concierto de "Mecano" en San Mateo de 1991. El técnico responsable de Festejos entonces, Roberto Sancifrián, ya había tenido que cambiar el recinto previsto para Ana Torroja y los hermanos Cano. Aquello no cabía en la plaza de toros y por primera vez se abrió San Lázaro para el rock. Hubo 25.000 personas, la mayor entrada de la historia en la ciudad. Como el ensayo había salido bien fue San Lázaro, de nuevo, el lugar donde se suponía que actuarían las grandes estrellas del rock de 1992. El primero que se anunció fue el de Elton John, que se celebraría el 18 de julio. Gracias a los contactos establecidos a raíz de ese contrato con las empresas de management internacionales, y en concreto con Pino Sagliocco, surgió la posibilidad de traer al Rey del pop en uno de los mejores momentos de su carrera -dicen que "Dangerous" fue su mejor gira-.

Gabino de Lorenzo anunció en abril: "Este come fabada aquí en verano"

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Las primeras noticias del intento de Oviedo para amarrar el concierto llegaron a finales de marzo. En esas semanas, cuenta ahora Sancifrián, todavía no se sabía bien qué promotora nacional se encargaría de la gira en España, y el técnico anduvo viajando de Madrid a Barcelona para negociar a dos bandas con Doctor Music y Dorna, las dos empresas que planteaban hacerse cargo de la producción. Al final Dorna se quedó con los conciertos, que iban a ser tres -Madrid, Barcelona y Sevilla- más un cuarto por el que pujaban Oviedo, La Coruña y Valencia, entre otras localidades.

El cartel, anunciando ya la nueva fecha

Gabino de Lorenzo pensaba jugar fuerte y parecía tener claro que no se le escaparía la pieza. En abril, cuando firmó en Oviedo el contrato de Elton John con un representante de Dorna y le preguntaron por las posibilidades de conseguir que Michael Jackson viniera a Oviedo, soltó: "Este comerá fabada aquí este verano". Efectivamente, el cantante vino, pero es raro que haya probado la gastronomía local. Después de acordar el pago de los 100 millones de pesetas más IVA en Oviedo empezaron a pelearse con unos contratos todavía más complicados que los de Elton John. Eran documentos de 120 folios en inglés donde se especificaba todo tipo de necesidades, desde la obligación de habilitar líneas de fax y de teléfono en el recinto hasta la construcción de oficinas, camerinos, set de fotos y varios locales para facilitar el trabajo de las 300 personas con las que viajaba Michael Jackson, que también se traía su cocinero.

Gabino de Lorenzo se hace una foto con Michael Jackson en el set montado en el Tartiere LNE

Aunque el Real Oviedo había tenido problemas con Masip cuando se llevó al campo el concierto de los "Beach Boys", esta vez no hubo problema por acabar desplazando al Tartiere los dos grandes conciertos. Se puede decir que el de Elton John fue un ensayo general para Oviedo del de Michael Jackson, y del que habían salido airosos. Pese a todo. Sancifrián se acuerda todavía hoy de los nervios que pasaron cuando el día del montaje del escenario uno de los tres tráilers que se dirigían a Oviedo volcó en Toral de los Guzmanes y hubo que desplazar allí, sobre la marcha, una grúa del Roxu, tres camiones y un autobús para lograr tener a tiempo montada la estructura.

El concierto de Elton John fue como un ensayo general para recibir luego a Jackson

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En el concierto de Elton John también se estrenó el "terraplás", "la otra estrella de la noche", como llegaron a calificarla los cronistas de la época, el moderno sistema para cubrir el césped del Tartiere que a la gente le recordaba al hule y que permitió que el campo no sufriera muchos daños. Con Jackson se volvería a poner, pero no para el día que estaba previsto. Porque durante todo el año y hasta solo cuatro días antes del concierto, el Rey del Pop iba a tocar el 20 de septiembre. El cambió llegó sin avisar y fue una de los primeras sorpresas de aquella noche inolvidable.

Los seguidores hacen tiempo a la entrada del Tartiere; a la derecha, el cantante en el concierto. LNE

Aunque el concierto de Elton John, en julio, fue el gran ensayo general de lo que iba a ser el del 20 de septiembre de Michael Jackson, también en el Tartiere, el Ayuntamiento y el público todavía tendrían que superar varias pruebas hasta que, tras cinco minutos de intro, sonara "Jam" y el "Rey del pop" pusiera en marcha toda aquella pirotecnia pop en el campo del Oviedo. El anticipo de lo que se iba a poder ver en la capital del Principado se probó en Wembley a principios de agosto. Allí viajó la prensa local y los técnicos municipales para poder ver en directo algunos de los trucos que luego se reproducirían en Oviedo, como ese salida por los aires del cantante (o su doble), autopropulsado por un pequeño cohete, o el coro de niños que cantaba con él "Heal the World". Después del buen resultado de Elton John, los asturianos volvieron de Londres con más propuestas de grandes conciertos. La concejala de Festejos, Alicia Castro, habló de grandes proyectos que aún no se podían concretar. El técnico de Festejos Roberto Sancifrián revela ahora que se trataba de un concierto de Amnistía Internacional con estrellas internacionales que se desarrollaría en Oviedo tres días después del de Michael Jackson, aprovechando toda la infraestructura montada para la ocasión. Al final, lo de Amnistía Internacional no salió, y Alicia Castro tampoco sobrevivió al cargo. A las pocas semanas, Gabino de Lorenzo puso pegas a la programación de San Mateo prevista para aquel año y afeó, públicamente, los retrasos del contrato con Michael Jackson. Alicia Castro regresó de urgencia de sus vacaciones, defendió el trabajo realizado por su equipo y dimitió de su cargo en Festejos.

Dos imágenes del concierto. A la derecha, un niño, hijo de la traductora, recibe a la estrella en el aeropuerto de Asturias. LNE

A pocas semanas del concierto estrella sobre el que ya giraba toda la ciudad, hasta el punto de que el cartel de las fiestas imitaba la portada del LP "Dangerous", otros técnicos tuvieron que hacerse cargo del trabajo. Carmen Granda fue una de ellas. No estaban acostumbradas a la programación de festejos. "Sé que fue una locura, que tuvimos que hacer frente a todo tipo de contratos con los que no estábamos nada familiarizadas, que estábamos como muy perdidos". Pero las cosas salieron. El Ayuntamiento puso en marcha toda su maquinaria y echó mano hasta de las contratas municipales para que buscaran entre amigos y conocidos mano de obra para levantar el escenario y que el Tartiere pudiera acoger el gran circo del "Rey del pop". Uno de aquellos chavales que se ganó sus buenos duros montando el escenario recuerda hoy que estuvo bien pagado y que las condiciones eran buenas. El primer día llevó un bocadillo de casa y se encontró que había catering. Estuvieron como una semana trabajando y por el medio llegó el anuncio de que el concierto se trasladaba al día 21, lunes. Era el día de San Mateo, más atractivo, pero el cambio llegó a solo cuatro días de la fecha prevista, con la mayoría de entradas (costaban 4.000 pesetas) ya vendidas.

Pese a la incertidumbre, Jackson aterrizó finalmente en Asturias, le recibió un niño (el hijo de la traductora) y se refugió en el Reconquista, tomado por los fans. En el Tartiere, ya convertido en sus oficinas, había mandado instalar varios trenes eléctricos y un scalextric. Llegó a las ocho menos cuarto en una comitiva de Mercedes mientras en el estadio actuaba la artista de música electrónica Rozalla Miller. Después sonaron "The Beatles" y tras ellos, el show. "Wanna be startin’ somethin", "Human Nature" o "I just can’t stop loving you" fueron deleitando a los fans en un concierto espectacular..

El "Rey del pop", durante el concierto LNE

Cuando acabó el “I just can’t stop loving you” hubo movimiento en las primeras filas. Por el foso apareció un personal de seguridad muy diferente al que hasta entonces había estado vigilando la primera fila. Eran mucho más altos, un par de armarios afroamericanos con linternas buscaban entre el público y se fijaron en una chica que, desde tercera fila, de puntillas, acompañada por sus amigas, trataba de no perder detalle del concierto. Todo fue tan rápido y tan eficaz que Lorena Carbajo ni siquiera atravesó la barrera que le separaba del escenario. Los hombres de Jackson la sacaron por los aires, la depositaron en el foso y la dirigieron hacia el backstage mientras le daban instrucciones. En una gira como “Dangerous” no hay margen para las improvisaciones. En el minuto escaso que tardó en llegar al escenario le explicaron que iba a salir a bailar con el cantante y le indicaron lo que tenía que decir: “I love you, Michael”. La frase, recogida en los periódicos del día siguiente como un diálogo candoroso entre estrella y fan (“I love you too”, contestó el músico) formaba parte del guión del espectáculo, y los colaboradores del músico no lanzaron a Lorena al escenario hasta no estar convencidos de que no se le iba a olvidar la frase.

Lorena Carbajo fue la envidia de sus amigas los tres minutos que bailó el “She’s out of my life”, del disco “Off the wall”, con Michael Jackson. El público despidió aquel breve encuentro entonando un “Cielito lindo” y aquella joven estudiante de Mieres fue depositada en el mismo lugar que ocupaba en el público con la misma eficacia con la que había sido trasladad al escenario. Lorena Carbajo no ha contado tantas veces como uno pueda suponer que una noche bailó con Michael Jackson en el Carlos Tartiere. Esta ingeniera informática, nacida en Mieres, vivió aquel episodio “como teenager”, con la intensidad lógica de alguien que es fan de una estrella y logra, por puro azar, un encuentro tan exclusivo. “Pero si me pasa hoy, igual me lo tomaba a risa”, relata. Afincada en Singapore desde 2004, ha conservado los recuerdos de aquella noche para ella, en su anecdotario íntimo. Los “teenagers” ahora son sus hijos, Krishna y Sophia, “superfans de Asturias, de la Cuenca, de sus abuelos y de nuestra comida asturiana, que se echa tanto de menos en la otra punta del mundo”, dice con añoranza. En la actualidad trabaja como directora ejecutiva en el área de tecnología financiera del banco Standard Chartered, lanzando “starups” vinculadas al sector de las criptomonedas.

El momento en que Jackson sacó a bailar a Lorena Carbajo y una entrada LNE

El "Rey del pop" todavía ofreció más sorpresas al público ovetense, la más destacada, la aparición de Slash, que solo se repetiría una vez más, en Tokio y que aquella noche propiciaría su inesperado desembarco en el Pinón Folixa para improvisar un poco de rock’n’roll con los asturianos "Stormy Mondays". Con Jackson Slash tocó "Black or White" antes de que un coro de niños, seis de ellos asturianos, cantaran con la estrella "Heal the World". Cuando todo acabó, la cuadrilla de trabajadores contratados para la ocasión tomaron el escenario para desmontar en un tiempo récord. Trabajaron hasta el mediodía del día siguiente, felices porque les pagaban por horas, como zombis del vídeo de "Thriller". El concierto de Michael Jackson en Oviedo costó al final 154 millones de pesetas, dejó 34 millones de déficit y un recuerdo imborrable en aquella ciudad y en aquel tiempo. Jacko fue nuestro Cobi y nuestro Curro. La mascota de aquel Oviedo 92.

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