La promesa cumplida de un virtuoso: José Ramón Méndez retorna al Filarmónica de Oviedo

El pianista derrocha talento en el teatro, donde actuó con 11 años

José Ramón Méndez, durante el concierto de ayer en el Filarmónica.

José Ramón Méndez, durante el concierto de ayer en el Filarmónica. / Luisma Murias

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

Una calurosa y sentida salva de aplausos siguió a los últimos acordes de la célebre pieza de Enrique Granados, "El Pelele". El público, no demasiado numeroso pero acogedor y cariñoso como pocos, agradeció a José Ramón Méndez el caudal de música que el pianista leonés había derrochado sobre el piano durante algo más de hora y media de concierto en el teatro Filarmónica, en la que fue la primera función del año de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, un recital patrocinado por LA NUEVA ESPAÑA y la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo.

No era alguien ajeno a la dilatada historia de la centenaria institución ovetense, un hecho que terminó por convencer todavía más a los asistentes. Sin embargo, si en una lejana tarde de 1981, un jovencísimo Méndez (de 11 años) se presentaba en solitario en el mismo escenario, en esta ocasión, el pianista regresaba con toda una trayectoria y una mochila cargada de vivencias y experiencias que han forjado su carrera y permitieron a los socios de la Filarmónica disfrutar del gran nivel exhibido por Méndez.

El repertorio seleccionado por Méndez para la velada contribuyó de igual modo al atractivo de la cita musical, pues aglutinaba obras de algunos de los más afamados compositores para piano, como Rachmaninov o Chopin, diseñando un programa, estructurado en dos partes, heterogéneo y atractivo, lleno de complejidad.

Asistente al concierto de ayer, instantes antes del inicio. | Luisma Murias

Asistente al concierto de ayer, instantes antes del inicio. | Luisma Murias / J. Mallada

El "preludio, fuga y variación" (C. Franck y H. Bauer) ya fue toda una demostración de templanza, buen gusto y habilidad técnica que se desbordó en las "Variaciones sobre un tema de Corelli" (Rachmaninov), donde el pianista, imperturbable, realizó un ejercicio de agilidad y precisión, solventando sin apuros el virtuosismo escrito por el compositor ruso. Todo un derroche de virtudes por parte del leonés, quien ostenta el récord de precocidad en debutar en la Sociedad Filarmónica de Oviedo, y eso es mucho decir en una entidad tan relevante, con 117 años de historia y, con este, 2.044 conciertos en su haber.

La segunda mitad, tras una breve pausa, siguió el mismo camino, con la fluida interpretación de las "Variaciones en Fa menor" (F. J. Haydn), llenas de elegancia y musicalidad o en el famoso "Nocturno en Re bemol mayor, op. 27 número 2" de Chopin, donde la comunión con el público llegó a su máximo grado merced a un intimismo y una sutileza extraordinarias a cargo de Méndez, que generó una atmósfera expresiva y muy emotiva. Para cerrar el recital, el "Estudio en si bemol menor, op. 4 número 3" de Szymanowski y la mencionada pieza de Granados. Ambas obras, ejecutadas con una pulsación siempre cuidada y muy limpia, fueron muy aplaudidas por los asistentes, que reconocieron el virtuosismo del pianista y su gran trabajo.

El próximo concierto de la Sociedad Filarmónica será el 25 de enero (19.45 horas), cuando acudirá al teatro el Quinteto Sander, compuesto por José Almansa (violín), Amanda Ochoa (viola), Jaime Rapado (violonchelo), Raquel de la Cruz Hebrero (contrabajo) y Aylin Pía Polanco (piano).

Suscríbete para seguir leyendo