La conservación del patrimonio histórico-artístico

Así cuida El Prado su envío al Bellas Artes

Expertos del taller de restauración de la pinacoteca nacional ultiman la preparación de las obras que van a cederse a Asturias en una nueva colaboración entre museos

Sonia Tortajada y Sonia Lafuente, restauradoras, muestran la escultura en la que están trabajando, «El mejor amigo», de  Manuel Menéndez Entrialgo.

Sonia Tortajada y Sonia Lafuente, restauradoras, muestran la escultura en la que están trabajando, «El mejor amigo», de Manuel Menéndez Entrialgo. / Helena Montenegro

Helena Montenegro

Sonia Tortajada y Sonia Lafuente trabajan codo con codo en el taller de escultura ubicado en la tercera planta del Museo Nacional del Prado. Ambas restauradoras colaboran desde agosto para dejar en las mejores condiciones "El mejor amigo", una escultura del gijonés Manuel Menéndez Entrialgo, que tiene que estar listo antes de partir hacia su nueva casa: El Museo de Bellas Artes de Asturias. No será la única obra que forma parte del nuevo envío que hará hacia Asturias el gran museo nacional, ya que el "paquete" que prepara El Prado incluye también siete obras pictóricas.

La cesión forma parte del nuevo plan del "Prado Extendido" cuyo objetivo es, en este caso, que "las partes tengan una razón de ser en el Bellas Artes". Lo cuenta Reyes Carrasco, conservadora jefa del servicio de depósitos de la gran pinacoteca nacional, que está inmersa en un proyecto que permite resituar algunos de sus fondos por todo el territorio nacional en entornos más favorables y de más sentido para que se produzca un diálogo artístico de interés.

Ocho obras a punto de embarcar

Detalle de un desperfecto de "El mejor amigo". / Helena Montenegro

Tan solo un piso más arriba, en la cuarta planta del Prado, descansan dos obras ambas de Luis Menéndez Pidal a la espera de que su "Mejor Amigo" esté listo para partir. Se trata de las pinturas "Un éxtasis de San Francisco" y "Gnomos alquimistas". Los dos cuadros del asturiano están en manos de Lucía Martínez y Paula Fernández Escribano desde septiembre, aunque en este momento las intervenciones en ellos están paralizadas. "Estos cuadros habían tenido pequeñas intervenciones de conservación, pero aún así necesitaban trabajo", cuenta Fernández Escribano, becada por el Congreso de los Diputados en las labores de restauración en pinturas del siglo XIX. El mayor problema en ambos cuadros, revela la restauradora, lo encontraron en los soportes: "sobre todo estaban destensados. Y los soportes de los lienzos necesitan justo lo contrario para tener una superficie pictórica homogénea", explica.

Las cinco obras restantes que forman parte de este envío ya están listas para ocupar su lugar en las paredes del Bellas Artes, en la exposición permanente del museo del Principado. Todas las obras son del siglo XIX y, tal y como explica la conservadora jefa del servicio de depósitos del Prado, están vinculadas con Asturias, bien por la temática, la procedencia de los pintores, o la relación iconográfica o estilística.

Ocho obras a punto de embarcar

"Frutas", de Julia Alcayde". / Museo Nacional del Prado, reproducción de Helena Montenegro.

Las labores sobre "El mejor amigo", si todo va bien, deberían terminar este mes de febrero. "Llegó a nuestras manos en un estado lamentable y el trabajo que se está haciendo en ella es muy laborioso", cuenta a las puertas del taller Enrique Quintana, Coordinador Jefe de Restauración y Documentación técnica del Prado. El trabajo sobre esta pieza es tal que el Bellas Artes financia la mitad de su restauración. Los motivos se evidencian en cuanto Tortajada muestra una radiografía completa que enseña la ausencia de una superestructura dentro de la escultura. En su lugar, Menéndez Entrialgo macizó su creación a base de un papel de periódico que queda al descubierto a través de la fractura que tiene la escultura en una pierna. "Sobre todo ha sido un problema de limpieza. Aunque llaman mucho la atención las fracturas, se conservaban todas las partes", relata Tortajada.

Ocho obras a punto de embarcar

"Un éxtasis de San Francisco" y "Gnomos alquimistas". / Helena Montenegro

El trabajo de ambas restauradoras se ha centrado en su mayor parte en la eliminación de un total de cinco capas de recubrimiento que hacía muy difícil la distinción de los detalles –torso, pestañas, dedos…–. "La escayola es un material muy poroso sin recubrimiento. En lugar de limpiarlas, se daban capas de pintura", cuentan. Lo que reste hasta acabar el trabajo se centrará en la reintegración cromática de la escultura.

Para entender las condiciones en las que las restauradoras se encontraron la obra hay que tener en cuenta el contexto histórico en el que se llevó a cabo. El escultor gijonés creó "El mejor amigo" con la intención de presentar la escultura a las exposiciones nacionales que durante el siglo XIX y el XX, y cada dos años, premiaban a los mejores pintores y escultores de la época. Aunque los pintores pudieran presentar sus creaciones directamente en óleo y lienzo, "para los escultores era muy caro hacerlo en los materiales definitivos, por lo que las presentaban en escayola", explican las expertas. Las que se presentaban eran piezas ya terminadas a la espera de ganar y que el Estado financiara su paso a otro material definitivo –piedra o bronce–. Sin embargo, la conversión de la obra del asturiano nunca llegó. "Desde el punto de vista de la restauración, trabajar y conservar una pieza de escayola es un reto. No están hechas para durar y por eso no lleva estructura", argumenta la restauradora.

Ocho obras a punto de embarcar

"Florinda", de José Robles. / Museo Nacional del Prado, reproducción de Helena Montenegro

Por lo que respecta a la labor sobre los cuadros de Menéndez Pidal, ha sido esencial para entender un poco más lo que el autor quiso transmitir. La corrección del soporte en la que se ha centrado Paula Fernández Escribano ha pasado por varias fases: "En primer lugar hubo que hacer una limpieza, después colocar bandas perimetrales para atirantar el soporte y no dañar las telas y después llevar a cabo un refuerzo para que la tela esté completamente sujeta".

En "Gnomos alquimistas", cuenta Paula Fernández Escribano, hay varias teorías de lo que quería representar el autor, aunque tampoco se sabe a ciencia cierta: "Se supone que representaría precisamente a unos gnomos alquimistas. Hay simbología referente a la alquimia: geometría, lechuza, fuego…". La corrección de la masa informe que previamente tenía el cuadro ha sacado a la luz varios elementos –una figura, una puerta, unos artilugios– que antes ni siquiera se podían observar y que aportan un poco más de información sobre su historia. En esta obra, relata la restauradora, faltaba tela, por lo que tuvo que ser tratada después de trabajar con los soportes: "Donde hubo rotura se hizo una costura con hilos y una cola natural. Y hubo donde necesitaba un poco de refuerzo en papel japonés".

Ocho obras a punto de embarcar

"Santa María Magdalena", del taller de Guido Reni / Museo Nacional del Prado, reproducción de Helena Montenegro

A ese primer proceso le siguió lo que se conoce como una limpieza de polución ambiental. "Los cuadros se llenan de polvo. Polvo que va emborronando la capa de barniz y provoca que no se aprecie bien el cuadro", cuenta Fernández Escribano. Comenta la restauradora que una vez que la limpieza superficial ya se había llevado a cabo en ambas obras, se apreció que la capa pictórica en "Un éxtasis de San Francisco" estaba en mejores condiciones. En "Gnomos alquimistas", había un cierto amarilleado sobre las mesas y los rostros que no permitía cerciorarse de los detalles con los que el pintor aportó realismo a la obra.

La mudanza de estas ocho obras de arte –cuyo agrupamiento se ha producido rescatándolas desde varias localizaciones geográficas distintas– tiene lugar en el marco de la nueva iniciativa de la gran pinacoteca nacional denominada "Prado Extendido" que para Reyes Carrasco, se basa en "extender el Prado a nivel nacional, apoyar a los discursos museográficos de otros centros –como el Bellas Artes– a través de colaboraciones, y construir colecciones con sentido en cada ubicación".

Ocho obras a punto de embarcar

"Ribera de Cudillero", de Tomás Campuzano / Museo Nacional del Prado, reproducción de Helena Montenegro

La relación entre museos ha fluido desde el siglo XIX. Sin embargo, en estos últimos años la vinculación entre instituciones ha sido clave. Desde el Museo Nacional del Prado responsabilizan de esa "excelente relación" –en palabras de la restauradora Lucía Martínez– a Alfonso Palacio, director del Bellas Artes de Asturias. "Es un director admirable. Ha hecho un gran trabajo", comenta Enrique Quintana, Coordinador Jefe de Restauración y Documentación técnica del Prado.

Ocho obras a punto de embarcar

Algunas de las piezas que llegarán a Asturias estaban dispersas y hubo que ejercer el derecho de "levantamiento"

En el museo Bellas Artes de Asturias se cuentan los días para que se materialice una nueva colaboración con el Museo del Prado que permitirá que lleguen a Asturias ocho obras cedidas. Las mismas ocho que previamente han pasado por los talleres de restauración del Prado para que la cesión sea en las mejores condiciones posibles.

Esas obras, además de la escultura "El mejor amigo", de Manuel Menéndez Entrialgo, son las pinturas "Un éxtasis de San Francisco", "Gnomos alquimistas" y "Al trabajo", de Luis Menéndez Pidal; "Ribera de Cudillero", un cuadro de Tomás Campuzano; "Frutas", de Julia Alcayde; "Florinda", de José Robles; y "Santa María Magdalena", del taller de Guido Reni.

Llegarán en los primeros meses de ese 2023 y en Asturias la ilusión es grande porque en algunos casos ayudarán a seguir mejorando el fondo de arte asturiano del siglo XIX y en otros, como por ejemplo con las "Frutas" de Julia Alcayde, propiciarán que Asturias tenga en su principal museo la primera representación de un gran bodegonista asturiana (nació en Gijón en 1885) que se les resistía. Y la tendrán, además, con una obra "importantísima", dicen desde el Bellas Artes.

La mayor parte de las no se estaban exponiendo en Madrid, sino que estaban depositadas en otras instituciones, museos o almacenes repartidos por todo el territorio nacional. El Bellas Artes se habría interesado por ellas y El Prado habría ejercido su derecho de "levantamiento" para propiciar su traslado a Asturias.

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