Los mayores de Oviedo se abonan al taichí para prevenir caídas: “O tengo que ir al hospital o aquí no falto”

Este arte marcial de origen chino es la actividad con más tirón en el centro social de La Corredoria, donde el Ayuntamiento presentó su nuevo plan para hacer la ciudad “más amigable para la tercera edad”

Susana Cienfuegos importa su clase de taichí este lunes en el centro social El Cortijo, en La Corredoria.

Susana Cienfuegos importa su clase de taichí este lunes en el centro social El Cortijo, en La Corredoria. / Miki López

Víctor Delgado

“Soltamos el aire, movemos las rodillas, masajeamos la espalda y vamos al centro”. Es el mensaje que más se repite en el centro social El Cortijo, en el barrio de La Corredoria, donde un grupo de personas mayores practica taichí en el único espacio a la sombra del patio. La voz que repite este mantra es la de Susana Cienfuegos, monitora de un arte marcial de origen chino que encandila a los ancianos por su escasa complejidad y sus grandes beneficios para la salud. El taichí se ha convertido en una de las actividades con más demanda de las que ofrece el Ayuntamiento, que presentó ayer sus nuevos planes para convertir a Oviedo en una ciudad “más amigable para la tercera edad”. Todo en la celebración del Día Internacional de las Personas Mayores.

Mejorar el equilibrio para prevenir caídas, combatir el asma o bajar las pulsaciones son algunos de los motivos que acercan a los mayores a este arte marcial. La clase comienza con un calentamiento (llamado chi-kung) donde se repiten los mismos pasos y sigue con el taichí, en el que la tarea se va complicando. El objetivo es enlazar movimientos para formar figuras y la respiración es clave. Pese a que la monitora repite que estiren “hasta donde puedan”, sorprende la flexibilidad de los participantes. Algunos se incorporan a la sesión más tarde después de curiosear desde fuera y otros abandonan antes de tiempo por el cansancio, pero es un hecho que la actividad tiene tirón. Tanto que el Ayuntamiento se ha visto obligado a ampliar las horas impartidas. Aunque el número de plazas se sigue quedando pequeño ante la gran cantidad de solicitudes, que se resolverán por sorteo próximamente.

La de este lunes era una clase especial, previa al nuevo curso. Antes de dar paso al taichí, María Velasco, concejala de Políticas Sociales, presentó las conclusiones de un estudio completo de la ciudad elaborado por la consultora Eva Bunbury, en colaboración con la OMS y el Imserso. El trabajo parte de ocho grupos de discusión donde los ovetenses de mayor edad señalaron aspectos a mejorar en la ciudad. En el acto también participaron las concejalas Covadonga Díaz y Charo Suárez, encargadas de la cartera de Centros Sociales. Según el censo, en la capital viven 24.000 personas de más de 80 años y ya son 155 los mayores de 100.

Eva Bunbury, que compareció por videollamada, explicó que Oviedo no empieza de cero y ya es una ciudad “amigable” para los mayores, que la valoran de media con un 8.5 sobre 10 en accesibilidad. No obstante, lanzó algunas propuestas como mejorar el diseño de los bancos y la iluminación de algunas zonas, promover charlas informativas en prevención de timos, fomentar la inclusión social o implementar actividades intergeneracionales. También habló de algunos problemas con el transporte en zonas como San Claudio, Trubia u Olloniego. La concejala de Políticas Sociales afirmó que el de Bunbury es un documento sencillo, pero que incorporarán sus sugerencias para ponerlas en práctica durante los próximos cinco años. Esta cifra generó algún murmullo entre los mayores, que esperan "poder vivir para disfrutar de las mejoras". El final de la presentación se convirtió en un consultorio improvisado, donde los vecinos recopilaron algunos problemas del barrio de la Corredoria y la edil tomó nota de los mismos.

Una de las reclamaciones era la ampliación de las plazas para las actividades. Belia García y Ana Delgado, que también asisten a los ejercicios de memorización, pusieron el énfasis en los grupos de baile de los sábados, donde están en lista de espera. En general, las mujeres son mayoría en las actividades, aunque uno de los más fieles al taichí es José Álvarez. “O tengo que ir al hospital o yo aquí no falto”, señalaba orgulloso tras finalizar la sesión sin mayor problema. Por su parte, Maximina Menéndez se estrenaba en la disciplina: “No di una porque era la primera vez, pero ya me apunté este año a ver si consigo plaza”.

Pilar Tamargo (izquierda) y Maximina Menéndez (derecha) soplan las velas de cumpleaños con el alcalde Alfredo Canteli detrás y las concejales Covadonga Díaz y Charo Suárez a sus costados.

Pilar Tamargo (izquierda) y Maximina Menéndez (derecha) soplan las velas de cumpleaños con el alcalde Alfredo Canteli detrás y las concejales Covadonga Díaz y Charo Suárez a sus costados. / Miki López

Esta mujer, una clásica del centro social, recibió una sorpresa final por su 70 cumpleaños, al igual que Pilar Tamargo, que cumplía 66. El alcalde, Alfredo Canteli, apareció para felicitar a ambas y de las artes marciales se pasó a la tarta. El Día de las Personas Mayores se cerró en La Corredoria con una charla del Doctor López Lozano y con una marcha a pie por el barrio que deja claro que todos ellos aún tienen cuerda para rato.