El violonchelista István Várdai promete un programa de "buenas vibraciones" en los Conciertos del Auditorio

El intérprete húngaro ofrecerá un recital de clásicos de inspiración folclórica y romántica al frente de la Orquesta de Cámara Franz Liszt

El violonchelista y director de la Orquesta de Cámara Franz Liszt de Budapest István Várdai, en una foto promocional

El violonchelista y director de la Orquesta de Cámara Franz Liszt de Budapest István Várdai, en una foto promocional / Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

"Esperamos poder proyectar buenas vibraciones con este programa y que el público disfrute de nuestra actuación". Ese es el deseo y la promesa que, sobre el concierto de esta tarde en Oviedo –a las 20.00 horas en el Auditorio Príncipe Felipe–, expresa István Várdai (Pécs, Hungría; 1985), uno de los violonchelistas más brillantes y con más personalidad del panorama musical actual, según los críticos y el público. Vardái se refiere al recital que ofrecerá junto a la Orquesta de Cámara Franz Liszt de Budapest, que dirige desde hace cuatro años, dentro del ciclo Conciertos del Auditorio, que organiza la Fundación Municipal de Cultura y patrocina LA NUEVA ESPAÑA. Se presentará en su doble faceta, de violonchelista y director, y, ayer, buscando un hueco entre "viajes, ensayos, conciertos y más viajes" avanzó algunos detalles sobre el programa de esta tarde.

Empezarán, explicó, con las "Danzas rumanas, Sz.56", de Béla Bartók, cuya pieza inicial, "es una suite de seis piezas breves para piano compuestas en 1915". "Posteriormente", añadió, "en 1917, la orquestó para un pequeño conjunto". "Se basa en siete melodías rumanas, de Transilvania, originalmente tocadas con violín o flauta de pastor; su título originalmente era ‘Danzas folclóricas rumanas de Hungría’, pero luego Bartók lo cambió, cuando Transilvania pasó a formar parte de Rumania, en 1920", contó.

Seguirá luego el "Concierto para violonchelo y orquesta en la mayor" de Carl Philipp Emanuel Bach. "Los tres conciertos para violonchelo y cuerdas de Bach datan de principios de la década de 1750 y existen también en versiones para clavecín y flauta. En el segundo movimiento, Bach utiliza un tema de su padre, Johann Sebastian Bach", refirió, y destacó que "este concierto es una pieza muy popular con un tercer movimiento virtuoso".

Para terminar, en la segunda mitad del concierto, Várdai anuncia que "la gran formación de la orquesta interpreta una de las sinfonías románticas más populares, la Sinfonía italiana de Mendelssohn, escrita durante la estancia del compositor en Italia". "Está casi al mismo nivel de popularidad que ‘Las Cuatro Estaciones’ de Vivaldi o ‘La Quinta Sinfonía’ de Beethoven", opina, y por eso reconoce que supone todo un desafío interpretarla con originalidad, creando "algo nuevo de a lo que ya existía, de una manera orgánica, que no se pueda repetir y que sea única".

Hace tiempo que Várdai es un reputado violonchelista. Posteriormente, ha incorporado la dirección de orquesta a sus destrezas musicales. Él, ante todo, dice sentirse músico, por encima de la expresión de su vocación y su talento. "Las formas de interacción, el tiempo y la comunicación con los músicos son un poco diferentes cuando diriges, aunque cuando tocas como instrumentista o solista, también necesitas interactuar y comunicarte fuertemente con tus compañeros", comenta. Solo planteándose así las relaciones dentro de la orquesta puede evitarse que "la música sea un monólogo, sino que se convierta en un diálogo", sostiene.

Como director, István Várdai, considera que su papel consiste fundamentalmente en "entender la estructura de la música y lo que el compositor pretendía decir, y transformarlo en una forma de energía convincente, lo que hace que los músicos también crean en ello".

De la Orquesta de Cámara Franz Listz destaca "su musicalidad y carisma" y, en especial, "la pasión" de sus músicos. "El término ‘dirigir’ no es el correcto, simplemente los lidero con mi interpretación y tomamos decisiones espontáneas juntos, para que cada actuación sea única", puntualiza.

Desde hace siete años Istvan Várdai toca un violonchelo Stradivarius de 1673. De él dice que cumple todas sus expectativas. "Tiene un carácter y carisma únicos", afirma, y "por ahora, siento que con él he encontrado mi propia voz".