El leonés Sergio Fernández gana el "Emilio Alarcos" con un poemario nacido del covid

El jurado, presidido por Luis Alberto de Cuenca, destaca la reflexión poética de su trabajo "con plasticidad y claridad, intuición y buena factura"

De izquierda a derecha, Aurora Luque, Antón García, Olvido García Valdés, Josefina Martínez, Luis Alberto de Cuenca y José Luis García Martín, ayer, en el RIDEA, antes del inicio del acto.

De izquierda a derecha, Aurora Luque, Antón García, Olvido García Valdés, Josefina Martínez, Luis Alberto de Cuenca y José Luis García Martín, ayer, en el RIDEA, antes del inicio del acto. / David Cabo

Chus Neira

Chus Neira

Sergio Fernández Salvador (León, 1975) encontró en una cita de Tagore el pie para escribir su cuarto poemario: "Rueda la tempestad por el cielo sin caminos, (...) anda suelta la muerte y los niños juegan". "Cielo sin caminos", el libro que ayer se hizo con el XXII Premio Internacional de Poesía "Emilio Alarcos", habla de un "espacio de libertad" y, de la mano de la segunda parte de la cita, "se aviene muy bien" con los años en que fue escrito. "Estaba la pandemia por el medio, mis hijas tenían cinco, seis años, y era exactamente así, ellas jugaban ajenas a todo lo que estaba ocurriendo y a esa amenaza latente", explicaba ayer desde Valladolid, donde reside y ejerce como profesor de flauta en el conservatorio.

Un jurado compuesto por Luis Alberto de Cuenca, Aurora Luque, Olvido García Valdés, José Luis García Martín, Josefina Martínez y Carlos Marzal encontró en su libro, entre los 95 presentados, motivos para hacerse con el galardón, y destacó "su reflexión sobre la poesía con plasticidad y claridad, intuición y buena factura".

Aurora Luque, Olvido García, García Martín y Josefina Martínez completaron el acto con un recital

El autor, "feliz por la tradición y el peso del certamen", recibió la noticia del premio todavía con más cariño por su vínculo con Asturias y sus lazos con otro premiado, el ovetense Javier Almuzara, primo carnal de Sergio Fernández Salvador. Además de la carga metapoética del libro señalada por el jurado, el autor también destacó "la naturaleza" como elemento clave, muy presente en toda su obra como buen montañero que ha trotado mucho por Picos de Europa, la paternidad, el amor, el tiempo "y la presencia de la muerte que va ganando peso en cada uno de los libros".

Autor de los poemarios "Quietud", "Lo breve eterno" e "Hilo de nada", además de la miscelánea en prosa "Mitos y flautas", sostiene que en este "Cielo sin caminos" no hay ruptura con los anteriores. "Escribí el primero con 36 años y creo que cuando ocurre eso uno está menos sujeto a los vaivenes del tono o la voz", razonaba ayer por teléfono desde Valladolid, una vez conocido el fallo.

A esas horas, el salón de actos del RIDEA ya había acogido el acto de lectura del fallo, que en el "Emilio Alarcos" crece para convertirse en velada poética de alcance largo, ya que incorpora la presentación de los libros premiados en la anterior edición y un breve recital de los miembros del jurado.

Francisco López –a la izquierda– y Nilton Santiago, ganadores de la anterior edición, con sus poemarios, que presentaron ayer. | David Cabo

Francisco López –a la izquierda– y Nilton Santiago, ganadores de la anterior edición, con sus poemarios, que presentaron ayer. / David Cabo

El director de Acción Cultural del Principado, Antón García, presidió el acto y se comprometió personalmente "a que el premio siga creciendo y mejorando, con un esfuerzo mayor para que tenga mayor relevancia y mayor presencia entre los premios en España, y que ocupe el lugar que le corresponde". La directora de la Cátedra Alarcos, Josefina Martínez, le agradecería después el compromiso, en una intervención donde también ensalzó el carácter de reunión y camaradería en torno a la poesía de este premio: "que nos sigamos viendo, haciendo lo que nos gusta", deseó a los jurados.

El crítico García Martín había sido el encargado de la brevísima presentación de los libros que merecieron el galardón "ex aequo" el año pasado y que ayer, ya editados por Visor, se presentaban en Oviedo. De Francisco López Serrano destacó su "larguísima trayectoria" y describió "Brillantes expectativas póstumas" como un libro "que comienza de una manera muy poética y se va ensombreciendo con realismo sucio, con una línea expresionista exasperada". Al hablar de Nilton Santiago, peruano afincado en Barcelona, se refirió a su "visión surrealista" y la capacidad de "renovación del lenguaje" más allá del "documento humano" que tienen sus versos.

Una breve lectura a cargo de los dos ganadores de la edición del año pasado (poemas con ecos de la selva en el caso de Santiago, poesía "transpoética" en el de López) dio paso a la lectura del fallo, la intervención de Josefina Martínez, que no se olvidó de citar el apoyo en la creación del galardón que recibió de Vicente Álvarez Areces, y, finalmente, al recital. Faltó Luis Alberto de Cuenca que tuvo que abandonar antes la sala. Aurora Luque se detuvo en un sus "Sirenas de abajo", libro náutico y luminoso del que ofreció varias ejemplos. García Martín fue breve, casi epigramático, con dos poemas antónimos, de visiones de vida desesperanzadas y luminosas. Josefina Martínez ofreció inéditos de Alarcos de tono mesetario y cierto aroma machadiano, y Olvido García Valdés, emocionada por volver a un edificio donde trabajó, leyó e investigó, despidió el acto con algunos versos reveladores de "Lo solo del animal".

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