Javier Cristobo: "En el Cañón de Avilés habitan muchas especies aún desconocidas"

"Localizar un calamar gigante es como buscar una aguja en un pajar; a veces aparecen en zonas como la fosa de Carrandi", recalcó el científico del Oceanográfico de Gijón

María Fernández y Javier Cristobo. | Miki López

María Fernández y Javier Cristobo. | Miki López / M. J. I.glesias

María José Iglesias

María José Iglesias

El Cañón de Avilés, en realidad un sistema de cañones que confluyen en una zona común con otros subsidiarios que actúan como afluentes, encierra numerosas especies aún desconocidas para el ser humano, que irán descubriéndose con el tiempo, a medida que se incorporen los medios tecnológicos adecuados. Lo explicó ayer en el Club Javier Cristobo, investigador del Instituto Oceanográfico-CSIC de Gijón, estudioso de los fondos marinos y, especialmente, un apasionado del mar Cantábrico.

"Hasta la fecha hemos realizado ocho campañas científicas en las que se han encontrado casi 1.500 especies y un espectacular arrecife de coral, entre los 55 y los 1.290 metros de profundidad. Nos queda muchísimo por hacer. El Cañón tiene cerca de 5.000 metros, pero nuestras herramientas no pueden bajar mas", señaló el científico, que participó en el ciclo de charlas de otoño del CSIC, y a quien presentó María Fernández, delegada institucional de la entidad en Asturias.

Además del Cañón de Avilés, Cristobo ha investigado en el Cachucho y en el Cañón de Capbreton. "El instituto Español de Oceanografía ha dedicado muchos esfuerzos en las dos últimas décadas al estudio de la fauna marina profunda del Cantábrico, y ha organizado expediciones para cartografiar los fondos, a fin de descubrir la morfología de cañones, llanuras abisales y montañas submarinas", indicó Cristobo. "El número de especies del planeta tierra se estima que puede estar entre 10 y 15 millones de los cuales apenas se conocen 2 millones. La biodiversidad, especialmente en zonas remotas y de difícil acceso como los bosques de Amazonas, la Antártida o las grandes profundidades dista mucho de ser conocida", añadió el investigador, doctor en Biología y buceador profesional.

El científico, que ha trabajado por todo el mundo, en aguas polares y tropicales, abogó por preservar zonas especialmente delicadas y mantener la diversidad de especies. "Las que existen en la Antártida no tienen nada que ver con las del Cantábrico. Es fascinante explorar los fondos marinos", aseguró. "Localizar un calamar gigante es como buscar una aguja en un pajar, vive a 800 metros de profundidad, es huidizo y se esconde mucho. En Asturias aparece en zonas de orografía compleja, como la fosa de Carrandi", afirmó.