Encuentro anual de las estudiantes del desaparecido Colegio Mayor de Santa Catalina

Llevan reuniéndose desde 1983 para celebrar la festividad de la patrona de la Universidad de Oviedo

Integrantes de las Catalinas posan en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo. | F. Delgado

Integrantes de las Catalinas posan en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo. | F. Delgado / Fernando Delgado

Fernando Delgado

Fernando Delgado

Las estudiantes del desaparecido Colegio Mayor Universitario de Santa Catalina acaban de celebrar su reunión anual, que esta edición cumple su cuadragésimo aniversario, con una emotiva misa en la capilla de la Universidad de Oviedo, que fue oficiada por el sacerdote Jorge Fernández Cortés y cantada por la soprano Vanesa del Riego con el acompañamiento del organista Emilio Cuesta.

Posteriormente, tuvo lugar la tradicional comida de confraternización, en la que participaron una treinta de antiguas alumnas. Este encuentro lo celebran de manera ininterrumpida desde 1983 cuando cerró sus puertas el Colegio Mayor, que estaba ubicado en la avenida de Galicia.

Al curso siguiente, las estudiantes tuvieron que trasladarse al Colegio Mayor América, que se transformó entonces en mixto. Junto con el San Gregorio eran las tres residencias universitarias existentes en la ciudad en aquel momento.

La residencia estudiantil debía su nombre a Santa Catalina de Alejandría, patrona de la Universidad de Oviedo, y fue fundada por Valdés Salas en 1568 bajo el nombre de Colegio de Santa Catalina de Alejandría o de las Huérfanas Recoletas de Oviedo a cuya obra y mantenimiento se destinó entonces la inversión de 1.500 ducados y 200.000 maravedíes.

El edificio se construyó inicialmente en el Campo de San Francisco y se aprobaron sus primeros estatutos en 1676. Posteriormente, en 1943, se afincó en la calle Marqués de Gastañaga y se inauguró coincidiendo con la festividad de su patrona pasando dos años más tarde, en 1945, a ocupar el Palacio del Marqués de la Rodriga en el número nueve de la calle Campomanes, donde más tarde se instalaron las Teresianas.

Finalmente, las Catalinas se trasladaron a la avenida de Galicia, al edificio que había ocupado el antiguo sanatorio Laredo, hasta el curso 1983 en el que cerró sus puertas y tuvieron que integrarse en el Colegio Mayor América. La mayoría de “las Catalinas” que participaron en este último encuentro ejercen actualmente profesiones liberales vinculadas al derecho, la economía y la medicina, y otras ya disfrutan de su merecida jubilación.