"La traviata" levanta pasiones en la Ópera de Oviedo: muchas ovaciones y algún abucheo

Aplausos a los cantantes, al director musical y al coro, y críticas divididas al director de escena en el estreno más esperado de este ciclo lírico

Elena Fernández-Pello

"La traviata", de Verdi, el título más esperado de la actual temporada de ópera del Campoamor, estuvo a la altura de las expectativas. Levantó pasiones. La parte musical fue acogida con aplausos unánimes, con ovaciones para los cantantes, para la orquesta y el coro, y la dirección escénica dividió al público, con una parte del aforo abucheando y pateando a Paco Azorín, su responsable.

El estreno de ayer era el más esperado de esta temporada, con las entradas agotadas desde hace semanas en todas las representaciones –seis en total, una más de las inicialmente previstas gracias al patrocinio de TotalEnergies–. En la función de ayer no quedaron desocupadas ni las localidades ciegas.

Paco Azorín había adelantado que había conferido a esta producción, en la que el Campoamor colabora con el Festival Castell de Perelada, un talante explícitamente feminista, con una Violeta empoderada inspirada en la escritora George Sand. De ella es la cita que se proyecta al final de la función, con el telón ya echado, y que sintetiza el espíritu de esta versión: "El mundo me conocerá y me comprenderá algún día. Pero si ese día no llega, no importa. Habré abierto el camino a otras mujeres".

Pese a esa intención, el vigor musical y dramático de "La traviata", con las pasiones siempre a flor de piel, hace muy difícil distraer la atención del público hacia cualquier otro asunto que no sean los trágicos amores de Violeta y Alfredo.

En el podio de los cantantes, el barítono Juan Jesús Rodríguez, en el papel de Giorgo Germont, fue el que subió más arriba en la estima del público, acumulando aplausos y ovaciones. La soprano Ekaterina Bakanova, como Violeta, no le fue a la zaga, creciéndose a medida que avanzaba la acción y llegando a su mayor lucimiento en el último acto.

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Acercarse en coche hasta las inmediaciones del teatro Campoamor ayer por la tarde era de lo más complicado. Hacia la hora a la que comenzaba la representación de la ópera "La traviata", y ya desde mucho antes, el centro de Oviedo era un enorme atasco y encontrar una plaza libre de aparcamiento era prácticamente imposible. Eso contaban los espectadores que iban llegando apurados al estreno, después de dar muchas vueltas por la ciudad. Eso y las larguísimas colas a las puertas del teatro, con todas las entradas vendidas para la función, incluso las localidades ciegas –sin visibilidad–, hicieron que el telón se levantara con más de diez minutos de retraso sobre la hora prevista.

El Coro Intermezzo, con Pablo Moras al frente y muchos pasajes brillantes, también se ganó un gran aclamación del público, lo mismo que Oviedo Filarmonía, con el asturiano Oliver Díaz a la batuta, que fue quien recogió los vítores de reconocimiento sobre el escenario.

Las voces y la música fueron excelentes, en opinión de la mayoría de la concurrencia; la puesta en escena fue más controvertida, pese a la sencillez del decorado –los fondos que se proyectan durante la representación, con gruesos trazos de pintura, son obra de Paco Azorín–. Hubo acróbatas bailando en vertical sobre una plataforma móvil, que unas veces es suelo y otra pared. Por ella se desliza un pasado que atenaza a la protagonista, pero el tono general de esta versión es elegante, y a ello contribuyen la iluminación y el vestuario de Ulises Mérida.

Entre la multitud que asistió al estreno de "La traviata" –el aforo del Campoamor es de cerca de 1.500 butacas– se sentó, acompañado por el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, el embajador de Japón en España, Takahiro Nakamae.

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La Ópera de Oviedo aprovechó lo concurrido del estreno de ayer para avanzar los títulos de la temporada que viene, la 2024-2025, y lanzar una campaña navideña para la captación de nuevos abonados. En el programa del próximo ciclo lírico del Campoamor estarán "Anna Bolena", de Donizetti; "El barbero de Sevilla", de Rossini; "Arabella", de Strauss; "Aida", de Verdi; y "Las bodas de Fígaro", de Mozart. La promoción navideña que la Ópera de Oviedo anunció ayer para su 77.ª temporada incluye descuentos del 15 por ciento sobre el precio de taquilla en el abono público y del 35 por ciento en el abono joven, hasta los 35 años. Los abonos para socios salen a la venta con un descuento del 30 por ciento sobre el precio de taquilla. Queda aún un título de la temporada en curso, además de "La traviata" recién estrenada. Es "Lohengrin" de Wagner, que llegará al Campoamor, en una producción propia, a finales de enero.

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