Cáritas acerca su "torre" a la Catedral

El Antiguo acoge la nueva sede de la organización solidaria desde la que se coordinan ayudas para 5.000 familias de cien parroquias asturianas

Elsa Suárez posa en la sede de Cáritas con un mapa de Asturias en el que se ubican las más de cien sedes parroquiales de la organización.

Elsa Suárez posa en la sede de Cáritas con un mapa de Asturias en el que se ubican las más de cien sedes parroquiales de la organización. / Miki López

"Para entendernos, las más de cien Cáritas parroquiales de Asturias serían como los centros de salud y nosotros somos como un HUCA solidario al que te derivan a los especialistas". De esta manera tan ilustrativa explica Elsa Suárez, directora de Cáritas Diocesana desde el verano de 2022, el papel que juega la sede que dicha entidad estrenó a primeros de diciembre en la calle San Isidoro del Antiguo. El edificio, de cuatro alturas y con 183 metros cuadrados de superficie útil en cada planta, alberga desde entonces en los tres pisos superiores a unos 35 empleados y voluntarios diarios, encargados de coordinar los 38 programas de ayuda desarrollados en beneficio de 5.000 familias que acuden regularmente a más de cien parroquias para pedir auxilio.

El de San Isidoro es el principal cuartel general de Cáritas en el Principado. Los 25 trabajadores llegados hace escasas semanas a la nueva sede, desde las antiguas dependencias de la céntrica calle González del Valle, suponen el 30% de una plantilla total de 83 personas repartida por toda la región en varios centros de asistencia, 27 pisos de acogida y puestos itinerantes de personal encargado de "hacer la calle" para localizar y tender la mano a las personas más necesitadas.

La mudanza desde el viejo local, propiedad de las Hermanas Esclavas, a esta nueva dependencia, propiedad de la Iglesia, no ha sido traumática. "Quizás estemos menos céntricos, pero tenemos todas las comunidades; el edificio es muy funcional y encima tenemos vistas a la Catedral, que nos recuerdan para quién y en qué estamos trabajando", apunta Elsa Suárez desde su pequeño pero coqueto despacho, cuya ventana da a la Sancta Ovetensis.

Arriba, una de las oficinas donde se realizan labores administrativas; sobre estas líneas, varias trabajadoras de Cáritas Diocesana, en una sala de reuniones de la nueva sede de San Isidoro. | Miki López

Una de las oficinas donde se realizan labores administrativas. / Miki López

El desembarco de Cáritas Diocesana en el Antiguo ha sido recibido como un bálsamo para el barrio y una especie de primera piedra para un gran proyecto de revitalización del casco histórico mediante la apertura de negocios y oficinas en inmuebles que ahora están vacíos o infrautilizados.

En San Isidoro no se reparte comida ni ropa. Tampoco se imparten las sesiones ni talleres de los casi 40 programas de, por ejemplo, ayuda contra adicciones, acompañamiento a presos o apoyo a familias vulnerables. En las tres plantas de Cáritas Diocesanas se encuentran, sobre todo, trabajadores sociales encargados de coordinar los distintos proyectos, evaluando los casos trasladados desde las parroquias y asignando a cada uno de ellos el tratamiento que los profesionales consideren más acertado.

También hay administrativos, personal especializado en recursos humanos y hasta servicios informáticos y de protección de datos. "Somos un equipo muy compacto, como una familia y funcionamos muy bien", apunta Elsa Suárez durante un pequeño recorrido con LA NUEVA ESPAÑA por las instalaciones. En ellas, además de despachos, hay salas de reuniones, espacios comunes para tomar el café y un flamante ascensor como garantía de la total accesibilidad.

Cáritas acerca su "torre" a la Catedral

Varias trabajadoras de Cáritas Diocesana, en una sala de reuniones de la nueva sede de San Isidoro. / Miki López

Por la puerta asoman ciudadanos dispuestos a animar el hombro. "Venimos a hacer una donación", comenta a la recepcionista un matrimonio como ejemplo de las escasas funciones de cara al público de esta sede ideada más bien para centralizar el gran trabajo de campo realizado por las agrupaciones de Cáritas de las distintas comunidades católicas de la región. "La gente aquí viene básicamente a ayudar, aunque también atendemos a quienes vienen pidiendo consejo sobre a qué centro parroquial de Cáritas deben acudir en busca de ayuda", puntualiza la directora diocesana.

El protagonismo de la ONG cobra especial relevancia en estas fechas. La caridad católica se respira incluso en las oficinas, donde los trabajadores colocan cuidadosamente adornos navideños. Las donaciones y las demandas de ayuda suelen crecer en esta época. Esto implica un mayor esfuerzo de trabajadores y voluntarios. No importa, el equipo de Cáritas Diocesana afirma asumir la ingente tarea con toda la ilusión del mundo. "Puede que esté ya muy manida esta frase, pero aseguro que es totalmente cierto que recibimos mucho más de lo que damos. No hay nada más reconfortante que ayudar a los demás", concluye intentando contener la emoción la máxima responsable de este "HUCA solidario" y nuevo vecino del Antiguo.

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