El colegio ovetense donde LA NUEVA ESPAÑA "sustituye" al libro de Lengua

Bernardino Gutiérrez Meré y Ángel Fernández Rodríguez recorrían los pasillos del colegio Villafría de Otero en sus inicios, en 1982, y lo siguen haciendo ahora. El primero es el conserje del centro desde el segundo curso y ha superado los 40 años en ese puesto, y Ángel Fernández es actualmente profesor de Educación Física, pero fue alumno en el curso en el que se inauguró el equipamiento educativo. "Siempre quise volver al colegio de mi barrio", apunta el docente, que tras su etapa de estudiante hizo prácticas un curso, fue cuidador del comedor durante tres y este retornó como maestro.

Una carrera, la de Magisterio, que finalizó también Bernardino Gutiérrez y de hecho empezó a preparar oposiciones, pero tras sacar la plaza de conserje, con unos exámenes "durísimos, con 1.600 candidatos para ocho plazas" y empezar a trabajar en el centro lo dejó. "Me gustó ser conserje", remarca para añadir que "ahora vienen hijos de los que fueron alumnos".

En aquellos inicios, Gutiérrez, que desde el primer día residió en una vivienda anexa, llegó a dar clases. "Cubría las bajas de profesores y en una ocasión llegué a estar tres meses seguidos. Se llegó a los 700 alumnos, cuando quedaban hasta octavo de EGB", comenta.

"Bernardino nos conocía a todos", añade Ángel Fernández. Era "como nuestro padrino, parte de la familia", sostiene el profesor de Educación Física al referirse al conserje, que recuerda que en varias ocasiones durante estas cuatro décadas tuvo que trasladar en su coche "a alumnos al hospital" por urgencias médicas. El docente, que es del barrio, afirma que cierra el círculo, "acabando donde empecé".

El colegio Villafría, al que acuden este curso 208 alumnos y cuya matrícula ha aumentado en los últimos años, tiene este trimestre al periódico LA NUEVA ESPAÑA "como libro de texto en el área de Lengua". Así lo asegura el director del centro ubicado en el barrio de Otero, Urbano Mon, mientras reparte entre los alumnos de Sexto de Primaria los ejemplares para iniciar la clase. "Es una herramienta muy motivadora y facilitadora del aprendizaje del alumnado", indica sobre el diario, que ha servido de base para trabajar en cursos anteriores.

"Me gusta trabajar con el periódico. Buscamos noticias, las recortamos y las pegamos en la libreta", dice Paula Pérez. "Aprendemos cosas sobre este diario", añade Enol González mientras su compañero David Riesgo manifiesta que "trabajamos varias cosas, entre ellas buscamos sufijos en las páginas". Aitor Martínez, estudiante también de Sexto, tiene claro que quiere ser periodista deportivo y "retransmitir en la radio los partidos del Oviedo", del que es seguidor. Sobre el periódico, indica Mon, "trabajamos todos los contenidos de Lengua".

En el colegio, se trabajan en torno a una temática todas las actividades. Este curso se ha elegido la diversidad y sostenibilidad. Dentro del 20% del currículo de Primaria que según la nueva ley se tiene que trabajar en proyectos, en el área de Lengua castellana se centra en los viajes, el periódico y la temática anual del centro. Desde hace dos cursos, destaca el director, se ha puesto en marcha con "un programa de desarrollo de la lectura junto a la Universidad de Oviedo, en concreto con la Facultad de Psicología, con la colaboración estrecha de Luis Castejón, que nos está dando muy buenos resultados".

En la biblioteca, alumnos de Tercero participan en una asamblea del proyecto "Villa dialógica", bajo la dirección de la profesora Consuelo Pérez. La paz es el tema sobre el que hablan los niños en esta ocasión. La iniciativa puesta en marcha este curso "funciona", asegura la jefa de estudios, Luisa Fernández. El alumnado "se expresa y es muy positivo para fomentar el diálogo y mejorar las capacidades de escucha y concentración". Dante Castellini ejerce de secretario en esta asamblea y Antonio Da Piedade es el moderador, quien acude micrófono en mano hasta el lugar que ocupa el compañero que desea intervenir.

El secretario va leyendo los distintos puntos del orden del día. Cuando ya no hay manos levantadas pregunta: "¿Hay alguna aportación más?". Como no hay, se pasa al siguiente asunto, que se centra en las razones por las que se celebra en los colegios del día de la paz. Para finalizar se abre el buzón de sugerencias donde se han depositado propuestas, felicitaciones o críticas.

Las asambleas, cuya periodicidad es semanal o quincenal, están abiertas a estudiantes y profesores y, remarca la jefa de estudios, "el siguiente paso es que participen las familias". El centro fue seleccionado dentro de los proyectos de innovación educativa de la Consejería de Educación para desarrollar "Villa dialógica", que incluye también tertulias de los profesores.

El colegio Villafría de Otero es uno de los pocos que oferta un comedor de gestión directa, que utilizan 180 de los 208 alumnos matriculados. "Los productos los compramos en el barrio, son de cercanía y de calidad", señala el director mientras en la cocina Mercedes Cueli y Pablo Rodríguez preparan la comida. Del servicio se encarga en junio y septiembre recurriendo a catering la Ampa (Asociación de Madres y Padres de Alumnos), que ha sido muy activa en la reclamación de que se extienda el servicio de comedor del resto del curso a esos dos meses. Una medida que la Consejería se ha comprometido a implantar en los colegios en 2025.

Al centro llegan cuatro de líneas de transporte, con alrededor de 60 alumnos. "Este es un colegio muy familiar", resalta Urbano Mon, que hace alusión también al esfuerzo realizado por la Consejería para dotar a los centros de pantallas digitales. Sonia Vidal, que lleva 14 años en el centro, resalta la "evolución para mejor" de un colegio que es "dinámico y abierto a la sociedad". En un lugar destacado de la planta baja, se muestran dos obras (una de ellas un boceto) de Fernando Fueyo, uno de los grandes pintores de naturaleza de España, que realizó varias actividades con el colegio.

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