La otra "ópera" de Oviedo proclama a su mejor tenor (y sus protagonistas tienen pico y plumas)

"Hay que invertir tiempo todos los días, sin excepción". Satisfecho, el murciano Miguel Sánchez resumía así el trabajo que implica una afición "muy demandante", como lo es la cría de canarios, después de ganar en Oviedo el certamen exposición de canarios de canto timbrado español floreado. Más de doscientos pájaros, llegados de toda España participaron en un concurso que cuenta ya 74 ediciones, organizado por la asociación de canaricultores "El Carbayón". Hubo dominio murciano, de donde también es el segundo criador clasificado, Casto García.

El ovetense Juan Pérez explica las claves de esta modalidad: "Los pájaros cantores en estos concursos deben ser crías que no supere el año de edad, y machos porque la mayoría de las hembras no hacen las mismas florituras y aquellas que sí, trinan muy bajito".

Estos pequeños tenores deben ser educados para cantar en el momento oportuno. Ahí entra el trabajo de sus adiestradores que, jornada tras jornada, persisten en enseñarles a trinar cuando conviene. El proceso de aprendizaje "se hace tapándolos con una tela oscura, para privarles de la luz, y que así cuando detecten luminosidad puedan mostrar sus mejores gorgoritos", explica Casto García Manzano. Hay quienes comienzan este proceso de cero, criando los pájaros desde que los huevos eclosionan hasta que ya son mayores para competir. Así trabajan estos dos exitosos criadores murcianos, amigos y que colaboran en esta afición. "Cuando vemos que los ejemplares del otro cantan mejor, nos cedemos alguno. Es una competición sana", cuenta Casto García. "Así se lo han llevado todo los murcianos, han acaparado todos los premios", bromea el asturiano Adolfo García, secretario de la agrupación. Sin embargo, también hay quienes prefieren adquirir los ejemplares a criadores profesionales.

"Ahora mismo tendré 80 ó 100 pájaros, pero los criadores profesionales pueden tener 300 o más", expone Miguel Sánchez. "Que te salga un pájaro bueno es cuestión de suerte pero hay que saber escucharlos cantar, para ver cuál vale y cuál no".

Una vez amaestrados, toca cantar. Existen tres modalidades; individual, en pareja o por equipos, el certamen ovetense contempla únicamente dos; individual y por equipos –categoría en que pueden competir hasta cuatro ejemplares a la vez–. El ovetense Leopoldo Tamargo y el mierense Gonzalo García Vieira fueron los encargados de juzgar a los canarios. "Es difícil, son ocho horas de máxima concentración", dice Tamargo. Los canarios se colocan, enjaulados, dentro de la cabina y allí debe comenzar su canto. En caso de participación conjunta se sitúa una jaula encima de otra. "Los pájaros pueden cantar o no, pero si se arrancan, esperamos y evaluamos el tiempo necesario hasta que terminen", relata García Vieira.

Una tradición de la que "dan poca cuenta los jóvenes" porque "prefieren cosas digitales como tiktok", lamenta Justino Díaz, vicepresidente de la agrupación "El Carbayón". Y destaca que la últimas oportunidad para verlos en acción durante el concurso es hoy, de 10.00 a 12.30 horas en la calle Sacramento, nº 14, bajo. Después, los pequeños cantores volverán a su hogar.

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