Entrevista | Álvaro Neil "Biciclown", escritor y guía de viajes en bici por el mundo, hoy hablará en el Club a propósito de su libro "Abrazar la incertidumbre"

"La muerte es el gran aliciente, nos marca la urgencia por vivir"

"La felicidad está sobrevalorada porque es inútil, no la consigues nunca; lo realmente importante es la serenidad"

Álvaro Neil.

Álvaro Neil. / Fernando Rodríguez

María José Iglesias

María José Iglesias

El abogado Álvaro Neil (Oviedo, 1967), también conocido como "Biciclown", decidió un buen día cortar con su vida acomodada y hacer lo que de verdad quería: dar la vuelta al mundo en bicicleta repartiendo sonrisas. Esta tarde a las 19.30 horas ofrecerá una conferencia en el Club Prensa Asturiana al hilo de su nuevo libro, "Abrazar la incertidumbre".

-Dio la vuelta al mundo en bicicleta, ¿volvería a hacerlo?

-Por supuesto. Cada día me sorprende más que haya sido capaz. Además veo a la gente con destinos de ida y vuelta, nadie se plantea un gran viaje... Yo no estaba harto de todo, ni me acababa de separar, ni me habían despedido, no. Llevaba una existencia cómoda en mi despacho de una notaría de Madrid, hasta me habían subido el sueldo. 

-¿Pero …?

-La vida era en blanco y negro. Al mundo lo veía insípido, y ahora más. Todo gira en ciclos perfectamente organizados: llega Semana Santa, luego el verano y todo así. Es una rueda en la que no hay chispa, y no produce electricidad. Estamos dormidos. 

-¿Opciones para despertar?

-No puedes vivir en una sociedad en la que no sabes el nombre del vecino, que al final es tu hermano. Es esencial ser capaz de saludar y preguntar con interés, luego cada uno en su casa. 

Mi gran maestra es la naturaleza; el hombre nunca podrá dominarla y ese es su gran problema

-¿De dónde viene esa apatía que se percibe en la sociedad? 

-Tenemos demasiada comodidad. Toda abundancia es estéril. Cuando tienes de todo empiezas a quejarte. Nos hemos pasado de frenada. Nos ponemos enfermos por esperar en una cola y luego no sabemos qué hacer con el tiempo.

-Si a eso se suma lo breve de esta existencia...

-Esa muerte a la que tanto tememos y siempre está sobrevolando es el gran aliciente de la vida.

-¿En serio?

-Sí. Ella nos marca un plazo, una urgencia por vivir. A la gente no le brillan los ojos porque no tiene urgencia por vivir. Cuando te das cuenta de que cada día que empieza es un milagro, pones todo en orden.

-Tengo que preguntarle por la felicidad.

-La felicidad que nace de dentro es la duradera y siempre viene de algo que requiere esfuerzo. La gente está deprimida porque no le da valor al esfuerzo, no sabe lo que es esforzarse en conseguir las cosas. La felicidad está sobrevalorada porque es inútil, no la consigues nunca, es simplemente un acicate, un impulso, es el deseo de perseverar. La vida es un milagro, un milagro científico. La vida es ser consciente de que estás vivo. La única regla que te han puesto, esto se acaba cuando otro lo decide. 

-A ese paso, la rareza será vivir fuera de las "redes", ¿no cree?

-He dejado esas redes hace tiempo y siento una gran libertad. Son llamativas. Es fácil despistar al que está despistado. Vivimos en un mundo lleno de ego, de idolatría a toda apariencia exterior. Esas redes no son más que el reflejo. 

-¿Cuál es su modo ideal de pasar por este planeta?

-Vivir con serenidad. Cuando afrontas todo con serenidad la felicidad no hace falta. Es lo que decían los griegos, la ataraxia, la tranquilidad de ánimo. Lo más importante de la vida es el proceso. Por eso triunfó Ikea. Nos encanta ser parte de ese proceso de creación.

-Usted reside casi todo el año en un camping, en su caravana.

-En la vida todo se reduce a tiempo y dinero. Siempre elijo el tiempo, es lo más escaso. El dinero es un instrumento, el tiempo se agota. Cada día que acaba lo doy por cerrado. La vida no te da todas las respuestas. Se lee desde arriba, no se lee de cerca. 

-Mucha gente acude a usted en busca de consejos. ¿Quién es su maestro? 

-Mi maestra es la naturaleza. El hombre nunca podrá dominarla y ese es el gran problema actual de la humanidad.