Luis Feás: "Luis Fernández evoca la vida y su renovación perpetua"

"La obra del artista ovetense no podría ser adecuadamente interpretada sin hacer hincapié en su pertenencia a la masonería"

Ana Mas Fernández y Luis Feás, ayer, durante la conferencia en el RIDEA. | Miki López

Ana Mas Fernández y Luis Feás, ayer, durante la conferencia en el RIDEA. | Miki López / T. Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

La alargada sombra del pintor asturiano Luis Fernández iluminó ayer el salón de actos del Real Instituto de Estudios Asturianos con las precisas pinceladas que dieron Luis Feás, crítico de arte de LA NUEVA ESPAÑA, y Ana Mas Fernández, historiadora del arte, bajo el título "Apuntes para un centenario". Fernández está de plena actualidad en su tierra por la gran exposición antológica llegada al Museo de Bellas Artes.

Mas Hernández evocó el intenso y extenso trabajo de búsqueda que recorrió para localizar la obra del autor y poder concluir así su fundamental libro "Luis Fernández. Primera catalogación de la obra", publicado con ocasión de una exposición comisariada por Feás con motivo del centenario del nacimiento del pintor en el Centro de Arte Moderno Ciudad de Oviedo en el año 2000.

Destacó Feás que la obra de Fernández no podría ser "adecuadamente interpretada" sin hacer el "suficiente hincapié" en su pertenencia a la masonería, que fundamenta ideológicamente toda su obra, con dos grandes series sobre los cráneos y la rosa única, "símbolos que en la francmasonería representan el ciclo iniciático: la muerte corporal preludio del renacimiento místico". Si en alguna ocasión se ha llegado a decir que la obra de Luis Fernández era "la pintura de un muerto", lo cierto, subrayó Feás, "es que los símbolos empleados siempre evocan, por el contrario, la vida, y su renovación perpetua en todas sus formas. El máximo anhelo de Luis Fernández era reunirse de nuevo con su mujer tras su muerte en 1954".

Para Luis Fernández, "matrimonio y masonería estuvieron indisociablemente unidos y, tras la boda con su segunda mujer en 1959, en la que renovó sus votos con la masonería, su espiritualidad se volvió directamente religiosa".

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