El mal tiempo obliga a suspender en Oviedo la procesión de Jesús Cautivo, arropado en casa

Los cofrades se echaron al hombro al paso y lo movieron por la iglesia de San Juan para que todos los asistentes pudiesen contemplar su figura

Ni siquiera las plegarias de los fieles sirvieron para aplacar la lluvia, que volvió a convertirse en la principal enemiga de la Semana Santa ovetense. El mal tiempo impidió ayer la salida a la calle de la procesión de Jesús Cautivo –la segunda que se suspende por el agua después de la del Nazareno– y obligó a reducir el espectáculo religioso a una serie de actos en el interior de la basílica de San Juan el Real, que se llenó hasta los topes para arropar al santo. "Llevo todo el día rezando para que salga el Cautivo y no ha podido ser. Estoy muy disgustada porque es una de las procesiones más bonitas de Oviedo", aseguraba María Mercedes Lozano, visiblemente afectada, a las puertas del templo.

La mujer no fue la única que se fue decepcionada. A las siete y media de la tarde, la zona de la basílica de San Juan el Real estaba llena de devotos y visitantes para disfrutar de una de las procesiones más vistosas de la Semana Santa de Oviedo. Bajo los paraguas, decenas de fieles esperaban con poca confianza a que saliesen los tres pasos que conforman la estación de penitencia de la Cofradía de Jesús Cautivo. Pero no pudo ser y la Hermana Mayor de la cofradía, Cristina Alonso, fue la encargada de comunicarlo: "Tengo que darles la peor de las noticias. No vamos a salir", dijo. El paso de la Santa Cena, colocado sobre ruedas y tradicionalmente tirado por ocho de los infantes de Getsemaní (niños de la hermandad), tuvo que quedarse en expuesto, cubierto bajo una lona, a las puertas de la iglesia. Tampoco salieron el principal protagonista de la jornada, el Jesús Cautivo, ni el paso de Nuestra Señora de la Merced, que ya estaba ataviada con su manto rojo por si cesaba la lluvia y también se pudo ver en los exteriores de San Juan el Real.

La procesión se hizo por el interior del templo. Los cofrades se echaron al hombro al Cautivo y lo movieron por la iglesia para que todos los asistentes pudiesen contemplar su figura. Los integrantes del Coro del Centro Asturiano de Oviedo fueron los encargados de cantarle al santo "Perdona a tu pueblo" y le dedicaron una salve popular a La Merced. En el acto también tomaron parte la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo, la Banda de Música del municipio y la banda de timbales y tambores de Nuestra Señora de la esperanza (Avilés). "Al menos hemos visto al Cautivo", se consolaba el ovetense Ramón Cortina.

A pesar de que el Consejo de Ministros rechazó este año poner en libertad a los dos reclusos propuestos por la hermandad de Jesús Cautivo, ayer también se celebró la tradicional ceremonia del indulto. No se hizo en la plaza Porlier, como suele ser habitual, se celebró en el interior de la iglesia. Cristina Alonso se dirigió a la puerta principal de la basílica y allí dijo la frase más esperada: "¡Abrid las puertas a Cristo!". Después, como este año no hubo indultado, Alonso colocó a los pies del Cautivo el capillo (verdugo) y la medalla con la que se viste habitualmente al preso liberado como ofrenda para el Cristo.

Tampoco pudo cumplirse ayer otra de las tradiciones ligadas a la procesión de Jesús Cautivo: la visita al convento de las Siervas de Jesús. Una representación de las monjas, que son cofrades honoríficas de la hermandad y camareras de sus titulares, se desplazó hasta la basílica de San Juan el Real para realizar una ofrenda floral a la Virgen de la Merced.

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