Vecinos y negocios aplauden la adquisición municipal del Calatrava: "Le dará más vida al barrio"

Izquierda Unida considera la compra "una buena noticia" si el espacio acoge servicios públicos, como "un centro social integrado o la filmoteca"

El edificio de Calatrava del barrio de Buenavista. | David Cabo

El edificio de Calatrava del barrio de Buenavista. | David Cabo / David Cabo

La noticia de la compra de las tres plantas de la zona comercial del edificio diseñado por Calatrava en Buenavista por parte del Ayuntamiento –adelantada ayer por LA NUEVA ESPAÑA– ha sido muy bien recibida por los vecinos, hosteleros y propietarios de negocios de la zona, que consideran la iniciativa municipal «muy positiva» para un espacio de la ciudad que «está muerto» desde hace ya demasiado tiempo. «Le dará más vida al barrio, algo que se necesita como el comer. Se nota mucho menos ambiente desde que cerró el centro comercial y eso no es bueno para los negocios que hay en la zona», señala María Amor Barragán, que vive muy cerca del Calatrava. 

La idea inicial del Ayuntamiento es que los 42.000 m² que en su día estuvieron ocupados por tiendas, restaurantes y franquicias de comida rápida pasen a formar parte del gran recinto ferial del Palacio de Congresos después de la necesaria rehabilitación de un espacio que lleva cerrado seis años, aunque los vecinos preferirían que el Calatrava volviese a abrir como centro comercial. «Sería ideal que volviese a ser lo que era, pero desarrollando estrategias para que los negocios que estén dentro no vuelvan a fracasar. Yo pienso que esta es una zona céntrica y que podría triunfar a pesar de la experiencia negativa anterior», dice Carmen Menéndez.

Andrea Campos, que trabaja de camarera, sabe de sobra que un equipamiento como el Calatrava a plena actividad puede ser muy beneficioso para los negocios que hay alrededor. «No solo beneficiará a los bares y a las cafeterías, también será muy positivo para otros negocios. Donde hay gente, siempre hay clientela y eso es lo que se necesita», señala. «Cuando abrió como centro comercial había mucha actividad en el barrio, esperemos que le den un uso correcto y que no vuelva a ser un fracaso», añade. 

Por su parte, Gregorio Parra, que también es vecino del barrio de Buenavista, no es tan positivo. «Está claro que algo ayudará, pero no va a ser fácil revitalizar una zona de Oviedo que ahora está tan muerta», sostiene. «Yo vi cómo se tiraba el Carlos Tartiere, cómo se levantaba el Calatrava, su momento de esplendor, y también cómo se vino abajo. Desde que quitaron el hospital esto ha decaído. La compra por parte del Ayuntamiento está muy bien, pero se necesitan más servicios y equipamientos para levantar todo», dice.   

Pilar Hevia, que regenta un negocio de hostelería en la zona, también está esperanzada con la decisión del Ayuntamiento. «Me alegro de que el Alcalde se haya dado cuenta de que las inversiones no solo hay que hacerlas en la calle Uría y de que los barrios necesitan iniciativas como estas», dice la mujer, que también echa en falta el antiguo hospital del Cristo. «Notamos muchísimo su cierre en cuanto a volumen de negocio. Ahora esto está vacío. Cuando salgo por las noches hacia mi casa tengo miedo porque no hay ni un alma por la calle», añade. 

La zona comercial del Calatrava le va a costar al Ayuntamiento 1,25 millones de euros. El precio pactado con los vendedores es de 4,85 millones de euros, pero el Consistorio retendrá en el momento de la compra 3,6 millones en concepto de deudas tributarias, en su mayor parte correspondientes a los impagos de IBI que pesan sobre los distintos locales. La tasación de la que dispone la administración local sitúa en casi 19 millones de euros el valor total de las tres plantas comerciales del Calatrava, así que el equipo de Gobierno lo considera un negocio redondo.

El portavoz de IU, Gaspar Llamazares, cree que la compra del Calatrava es «en principio» una buena noticia. «El diablo puede estar en los detalles, tanto en los aspectos económicos como legales del acuerdo. Y sobre todo del plan de usos, que deben ser públicos: el gran centro integrado de un barrio hoy por hoy devastado, la sala de exposiciones, la biblioteca y la filmoteca municipal», matiza. «Emplazamos al equipo de gobierno a la máxima transparencia y mostramos nuestra disposición al diálogo y al pacto», añade Llamazares. 

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