La veterana cocinera de un colegio de Oviedo que no se quiere jubilar: "Siempre me sentí en familia"

Marta López, de 72 años, lleva 44 en el centro y es la única que queda de los tiempos de estudiante de doña Letizia

Marta López, en la cocina del colegio Gesta.

Marta López, en la cocina del colegio Gesta. / Irma Collín

"No tengo pensado jubilarme", afirma Marta López García, cocinera en el colegio Gesta, que tiene 72 años de edad y lleva 44 trabajando en el centro. Cuando llegó, en 1980, "era la más joven" y ahora es la veterana, la única empleada de la plantilla actual que estaba en la plantilla cuando la ahora reina, doña Letizia, acudía a clase. Entonces Marta López no estaba todavía al cargo de los fogones y se ocupaba del comedor y de atender a los niños que hacían uso del servicio.

Se reencontraron cuando doña Letizia, que empezó a estudiar en el centro en el mismo año que la ahora cocinera se incorporó, visitó en 2008 el colegio junto al entonces Príncipe Felipe. "Vinieron a saludarnos y se acordaba de las lentejas que comía aquí", dijo Marta López, que se hizo una fotografía con los Reyes. "Al Príncipe le dije : ‘¿Puedo darle dos besos?’. Y me dijo que sí", aseguró. "Salí en el ‘¡Hola!’ y todo. Fueron dos días de mucho ‘boom’, pero me gustó estar en aquella época", indicó. Se cumplían entonces los 50 años del centro.

"En el colegio siempre me sentí como en familia", indicó la cocinera, natural de Mieres. Al principio, "estaba en el comedor y fregando potas y después pasé a cocinar". "Me enseñó Pilar, la cocinera de entonces, que se empeñó en que aprendiese y cuando ella se jubiló quedé cocinando", explicó Marta López, que comparte el trabajo tras los fogones con Raúl Isidro.

El servicio de comedor lo utilizan en este curso cerca de 300 escolares en dos turnos. Pero en el colegio se llegaron a juntar el doble. "Hasta 620 tuvimos en una época, hace diez años", destacó la cocinera, que mira más atrás, a aquellos años en los que había dos colegios, Gesta I y II, y estaban separados niños y niñas. "Cortejaban a través del biombo que los separaba en el comedor", dijo.

"Había servilletas de papel, cada una con el nombre de cada niño y se guardaban en una bolsita", manifestó. Y manteles de tela de cuadros. "Ahora es todo de usar y tirar", añadió. Y en la cocina del centro hay un horno que, comentó Marta López, "vale por cuatro. Costó 18.000 euros y es muy bueno e imprescindible".

Cuando va caminando por la calle se le acercan muchos de los que fueron alumnos del centro y hacían uso del comedor. "Tienen que presentarse ellos porque en muchas ocasiones no me acuerdo. Es que pasaron muchos en estos años. Es imposible calcularlo", reconoce. También en las redes sociales muchos de los estudiantes que pasaron por el centro hablan de lo que comían. "Están viniendo ahora al comedor hijos de muchos alumnos que venían al colegio hace años", aseguró.

En el colegio en el que Marta López lleva trabajando 44 largos años, había estudiado su marido, Jesús, y años más tarde lo haría su hijo, José María. Este fue otro de los alumnos para los que cocinó, pero no hacía caso de sus peticiones culinarias. No es el único estudiante que intentó elegir menú: "Vienen y piden pizza o algún otro plato".

En el colegio "hubo una época en la que nos reuníamos los trabajadores y celebrábamos la Nochevieja". Por el centro, cuenta, "pasaron muchos directores en estos años que llevo aquí, más de diez". "Aquí se formó una familia y en los momentos más difíciles, cuando mi marido falleció, Elisa (Fernández) y Candela (Villaro) me cuidaron mucho", dice, agradecida, Marta López, en referencia a la exdirectora y a la exsecretaria del colegio Gesta, respectivamente.