Opinión

El poder de la imagen, la imagen del poder: la teoría alternativa a la última hipótesis sobre Santa María del Naranco

El portíco del monumento prerrománico y lo que se puede deducir de él, según el investigador Lorenzo Arias

Una imagen de Santa María del Naranco.

Una imagen de Santa María del Naranco. / David Cabo

El experto en el Prerrománico Lorenzo Arias expone en este artículo su teoría sobre el uso que tenía el pórtico de Santa María del Naranco, que difiere de la tesis que sostiene César García de Castro salida a la luz estos días y desvelada por LA NUEVA ESPAÑA

La intervención arqueológica recientemente realizada por Alicia García y César García de Castro en el pórtico de Santa María de Naranco ha permitido identificar e interpretar la conocida losa de piedra de caliza de Laspra situada en la superficie del vestíbulo. Ha sido exhumada pues con todas las garantías arqueológicas.

La valoración que realizamos introduce variaciones sustanciales sobre la función original tanto del pórtico o vestíbulo, como de la losa de unos 2 metros por 80 centímetros por 17 centímetros, las cuales pasamos a describir y que esperamos clarifiquen el estudio de una de las edificaciones más singulares de nuestra arquitectura altomedieval.

  1. El principio ideológico. Tenemos que iniciar nuestra reflexión analizando la ubicación de las jambas que flanquean la entrada de la próxima iglesia de San Miguel de Liño (S. IX). Estas ofrecen una especial relevancia por la fuerte carga ideológica y de representatividad regia, así como por conocerse el modelo de inspiración general el cual se encuentra en el díptico consular romano-bizantino ejecutado en marfil del cónsul Areobindus (506 d. J.C.) entre otros muchos dípticos. La talla del díptico representa al cónsul sentado en un subsellium y acompañado de dos acólitos; sostiene un cetro en la mano izquierda y la mappa en la derecha. Esta disposición de las imágenes ha sido trasladada a la decoración de las jambas. El cuadro escénico del centro recoge un episodio de los juegos en el que un saltimbanqui ayudado de una pértiga salta sobre un león, asimismo un hombre esgrime un látigo en su brazo. Su interpretación iconográfica va a ser fundamental para el análisis de la función original del pórtico de Santa María de Naranco.
  2. La reforma arquitectónica. En el año 2006 un estudio dirigido por Luis Caballero y un equipo en el que se encontraban entre otros García de Castro y Lorenzo Arias es concluyente respecto a la reforma del cuerpo occidental durante el proceso de ejecución de San Miguel de Liño. La variación afectó exclusivamente a la estructura del pórtico y la tribuna y no repercutió en la alteración del resto de la estructura arquitectónica del edificio, ni propició tampoco una interrupción de las obras; sería elevada sincrónicamente al conjunto de la obra arquitectónica (García de Castro, 1995 pp. 408-419; Caballero, 2008; Arias, 2008 pp 29-55). Este argumento había sido ya recogido por García de Castro en 1995. Es por ello que un análisis pormenorizado de los elementos decorativos del pórtico y la tribuna de la iglesia de Liño permite verificar su inconsistencia como piezas ex novo. Este cambio de proyecto es coetáneo al colapso del taller decorativo original de Liño. Esta circunstancia introdujo la urgente necesidad de un acopio inmediato de materiales de excelsa riqueza decorativa para enriquecer el espacio eclesial. En este proceso identificamos piezas decorativas que pertenecen a un taller áulico y a un momento cronológico distinto del momento de ejecución de la iglesia de Liño (Arias, 2008, pp. 29-55). Y es cuando llegamos a la conclusión de que, entre otras piezas, estaba el conjunto de las dos jambas del pórtico de Liño de excelente y virtuosa labra, las cuales han sido realizados en origen para tener un destino y una función precisa en un lugar muy diferente al que en la actualidad se ubican: el vano norte del vestíbulo de Santa María de Naranco. Un detalle, las dos jambas litológicamente son de arenisca del Jurásico coincidiendo con el conjunto decorativo del Naranco. San Miguel de Liño no recurre en absoluto a este tipo de arenisca.
  3. El espacio del poder. El vano norte del vestíbulo de Santa María de Naranco se encuentra flanqueado por dos contrafuertes y en los cuales la cara interior de cada uno de ellos tiene una continuidad con el paramento que actúa a modo de jamba este y oeste en nuestro vano norte. Consideración de decisiva importancia es que estas dos jambas, adaptadas para el umbral de la iglesia de Liño, tienen un dimensionado coincidente con una fidelidad extrema con el vano original de Santa María. La superficie del reverso de estas jambas es extremadamente fina y regular. Así que cada una ellas irían adheridas con extremo ajuste y perfección a las pulidas superficies de mampostería. La conjetura de un acoplamiento anterior de una columna en estas superficies tiene que ser descartada ya que no permanecen huellas de un cajeado de anclaje de basas o capiteles y fustes en la extrema regularidad actual del lienzo de mampostería. Es preciso tener presente que en el resto de las columnas que conforman la arquitectura del Naranco se recurre a una práctica habitual en la fijación de la columna a la pared: tanto la basa como el capitel es anclado a la superficie de la pared mediante una pestaña posterior que con su cajeado correspondiente, permite unir sólidamente la columna al lienzo. Es posible que el fuste si estuviera fragmentado experimentase también tal proceso de sujeción. De todas formas, la superficie que podemos observar en la actualidad permanece sin ninguna huella de haber sido perforada ni tallada. Por lo tanto, esta superficie no tenía otro uso anterior que acoger en origen las jambas de San Miguel de Liño.
  4. Función de la losa identificada. Se empieza a configurar, como vamos observando, el espacio escenográfico de un ámbito regio. En este momento la identificación de la losa arqueológicamente asegura su uso como pódium elevado 15-20 centímetros por encima del pavimento circundante. Constituye una plataforma o tarima sobre la cual se situaría el rey, bien en posición de pie o bien sentado, en este lugar preeminente, al mismo tiempo que una magnificación del ámbito regio de esta entronización en el ámbito de la tribuna. Pero tenemos una pieza muy significativa entre el pódium y las jambas. La necesaria separación del espacio de la tribuna realzada por el pódium con el vacío existente respecto al suelo se realiza por un lecho de cancel de unos 0,50 metros en altura con sendas cajas excavadas de encastre central para anclaje de una balaustrada o cancel que permitiera una segura separación física. Tenemos un ejemplo ideal en la tribuna de San Salvador de Valdediós, en la que no entra en contacto con las jambas, pero preserva la protección necesaria. Precisamente esta altura es la que encontramos en la ranura del lado norte del pódium.
  5. El encuentro entre el rey y el pueblo. Desde esta altura su status político alcanza mayor significación. Acompañado de los miembros de su séquito, la corte y del oficio palatino, podrá comunicarse con el ejército, con el ciudadano y los poderes representativos de la sociedad. No otra cosa harían en su origen el gobernador o cónsul de la Tardoantigüedad representado en cada una de las dos jambas que lo flanquean. El princeps, al modo que se representa en la talla en piedra de las jambas, policromadas en origen, se identificará plenamente con aquellas imágenes que visualicen el poder emanado de su figura proyectada sobre la tribuna regia, imperial, el kathisma, punto de encuentro entre el palacio-templo del rex y el pueblo. Un nuevo lenguaje iconográfico está aflorando con una proyección que trascenderá la inmediata y temporal repercusión política. Es una iconografía sublimemente escogida por el poder político de la Monarquía. Constituyen el espejo sobre el cual se refleja el Rey. Seguían el modelo de comunicación tardoimperial del pueblo con el emperador, pero en su nueva ubicación adquieren todo el sentido de su lectura y evocación e interpretación original cual era el «encuentro» entre el rex y el pueblo el cual constituía un acto religioso y de Estado. La percepción visual de las jambas sería además doble; el espectador las percibiría plenamente desde el exterior, transmitiendo estas, pues, su mensaje iconográfico de poder. El sentido iconográfico de las jambas en esta su posición original, y ocupando el lugar para el que fueron expresamente realizadas, adquiere su total armonía de comunicación y plenitud artística. Constituye el «encuentro» entre el rex y el pueblo el cual constituía un acto religioso y de Estado. Rindamos pues tributo a esta obra de arte que es Santa María de Naranco.

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