Una celebración "blindada" en la sinagoga

La comunidad judía del Principado festeja el aniversario del Estado de Israel con una exposición fotográfica entre grandes medidas de seguridad

Aida Oceransky, en el interior de la sinagoga de Oviedo, en la plaza del Fontán.

Aida Oceransky, en el interior de la sinagoga de Oviedo, en la plaza del Fontán. / Mario Canteli

El Estado de Israel cumplió ayer 76 años y la comunidad judía lo celebró en distintas partes del mundo. También lo hizo en el Principado, donde el bastión sefardí de la región se encuentra en Oviedo, en la sinagoga situada en la plaza del Fontán. No obstante, la de este año es más que nunca una celebración de puertas hacia adentro. La agitación social derivada de la guerra en Gaza les ha obligado a blindarse más de lo que desearían. La exposición que presentan este año, con más de una veintena de fotografías sobre Israel, no está abierta al público como las muestras que organizaron otras veces. "Nos gustaría abrir con normalidad, pero vivimos un momento de mucha tensión", señala Aida Oceransky, presidenta de la comunidad judía asturiana.

Para acceder a la exposición es necesario contactar con la asociación aportando los datos personales y el documento de identidad, que se envían a la Federación de Comunidades Judías de España, con sede en Madrid, para que autorice o no la visita. El lema de la muestra es "Colores de Esperanza" y las fotos que la componen pretenden dar una visión de lo que ha supuesto la guerra en el país, pero con una perspectiva optimista. Algo que se ve especialmente en las últimas fotos. "Han vuelto los niños y ya corren entre las amapolas para volver a jugar en ese columpio que ahora está vacío", dice Oceransky explicando el significado de una de las imágenes.

"Nos gustaría abrir al público pero vivimos un momento de mucha tensión", dicen los judíos

Las fotos, que estarán expuestas al menos dos meses, son obra de aficionados y todas tienen una importante carga simbólica con estampas como la soledad de los campos durante la contienda bélica o la división entre Israel y Gaza representada por un pájaro que se posa sobre un alambre. En la muestra se recuerda en especial a los asesinados en el festival de música de Reim y a las familias de los asesinados por Hamás. "Algunas veces mataron hasta a las mascotas", agrega Oceransky ante la imagen de una niña y un perro. La comunidad sefardí en Asturias cuenta con 120 miembros, una cifra que ha decaído ante la marcha de algunos jóvenes, que abandonaron la región en busca de oportunidades.

Muchos de ellos estuvieron en la sinagoga del Fontán, para ellos conocida como "la casina" desde su apertura en 1999, para poner una vela en honor de todos los fallecidos en la guerra. Viven con resignación las medidas de seguridad a las que se exponen para evitar problemas, durante unos días en los que se suceden concentraciones en España de apoyo a Palestina, especialmente en el ámbito universitario. La seriedad de la situación se comprueba solo con ver el grosor que tiene la puerta de la sinagoga o la vigilancia de la que precisa durante todos los fines de semana. Incluso tuvieron que quitar el buzón que tenían en la calle para minimizar riesgos.

"Somos la única religión de España que necesita esta seguridad. Pero nosotros preferimos mantenernos al margen y en paz", lamenta Oceransky. Sobre el reciente festival de Eurovisión, en el que Israel terminó en quinto lugar en medio de una gran polémica por su participación y por el voto masivo del público a su propuesta, los judíos asturianos dicen que se dio una lección de sensatez: "La gente votó la canción que más le gustó, sin preocuparse de la política ni de nada externo".

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