Un Heraldo excepcional: La Fama anuncia un Martes de Campo distinto con reparto del bollo en Porlier

El clásico "permiso concedido" salió en esta ocasión de los labios del primer teniente de alcalde, Mario Arias, alrededor de la una y cuarto de la tarde

Oviedo vivió ayer una cabalgata del Heraldo excepcional. O de excepción, según se quiera expresar. Porque la gran novedad de este año de la fiesta del Martes de Campo es que se traslada mañana, por primera vez, a las plazas Porlier y a la de la Catedral, al estar el paseo del Bombé ocupado por los preparativos del Día de las Fuerzas Armadas durante la jornada festiva. El vocero de las fiestas de La Balesquida, La Fama, lo resaltó bien en su bando. "¡Atención! ¡Este año, de manera excepcional, se hará en la plaza de la Catedral el próximo martes!", gritó el caballero blanco, a lomos del inmaculado corcel "Bandolero", ante la multitud que se agolpaba en la plaza del Ayuntamiento. Segundos antes, había recibido el "preceptivo permiso" municipal para realizar los festejos.

El clásico "permiso concedido" salió en esta ocasión de los labios del primer teniente de alcalde, Mario Arias, alrededor de la una y cuarto de la tarde. El número 2 del equipo de gobierno esperaba al Heraldo en el balcón del Salón de Plenos del Ayuntamiento. A sus pies, en la plaza, la Banda de Gaitas "El Carbayón" hacía de teloneros de lo que estaba por llegar. Junto a Arias, aguardaban el presidente de la Sociedad Protectora de La Balesquida, José Antonio Alonso, y las concejalas Leticia González (Economía) y Charo Suárez. Todos ellos se mostraron alegres y sonrientes con el pasacalles y el ánimo de los transeúntes que se sumaron a la fiesta.

Arias destacó "la importancia de esta fiesta para los ovetenses" en lo que es "una gran tradición". El concejal añadió que para él supuso "un orgullo" representar al alcalde, Alfredo Canteli, en el acto en el que se da paso a que mañana, martes 21, se repartan 4.200 bollos y botellas de vino entre los socios de La Balesquida.

Como es habitual, se echa la vista al cielo en busca del buen tiempo y se ponen todos los deseos en que la lluvia se tome el día de descanso el Martes de Campo. En este sentido, el primer teniente de alcalde depositó sus esperanzas en que "el tiempo acompañe" y definió esta semana que comienza como "histórica y grande" para la ciudad al acoger, también, el Desfile de las Fuerzas Armadas.

A su manera de pensar se unió el presidente de la Sociedad Protectora de La Balesquida: "Esperemos que nos acompañe el tiempo". Alonso hizo hincapié, además, en la importancia de la labor del Heraldo, que anuncia el comienzo de las fiestas y el reparto del pan de fisga con chorizo y medio cuartillo de vino. Omar García encarnó, una vez más, al célebre Heraldo La Fama, que recorre las calles de Oviedo anunciando el Martes de Campo. El personaje de paje recayó en esta ocasión en Jana Villar, que se estrenaba en el papel. Para el caballo, "Bandolero", no hacen falta presentaciones. Los tres partieron pasado el mediodía, a las doce y media de la mañana, de la plaza de la Catedral. Fueron la punta de lanza de una gran comitiva que llegó hasta la calle Milicias Nacionales para regresar por Uría proclamando a los ovetenses el día grande de las fiestas de La Balesquida.

Tras los pasos del Heraldo, los primeros era un nutrido grupo de personas, desde bebés a ancianos, en representación del gremio de alfayates. Estos eran los sastres a los que Velasquita Giráldez, la benefactora de La Balesquida que reposa en un sepulcro en San Tirso el Real, donó sus bienes en el año 1232. Ellos son parte esencial del origen del festejo. Amenizaron con sus panderetas y entre sus bártulos no faltaron desde la muestra de sus trabajos de modista hasta las plantas acompañadas de oraciones a la Virgen de la Esperanza.

El ingrediente divertido y socarrón lo pusieron la media docena de cabezudos que acompañaron a la cabalgata. Con berzas en sus manos, bromearon con todo aquel que se cruzaron. Uno de sus objetivos predilectos fueron los que utilizaban el teléfono móvil, ya fuera para grabar o para hablar. Al menos un par de señoras podrían dar testimonio de sus perrerías por la espalda, con imitaciones o "arruinando" selfis. Por detrás de ellos, no podía faltar el sonido de la Banda de Gaitas "Ciudad de Oviedo", que puso el broche a la simbólica solicitud del Heraldo en el Ayuntamiento interpretando el himno nacional.

Por último, con el permiso de la corporación municipal en el bolsillo, la comitiva cerró el círculo volviendo al punto de partido, la plaza de la Catedral. Allí los sastres formaron un círculo cogiéndose de las manos y animaron a los transeúntes a unírseles en una danza prima. El baile, al son de un cantar tradicional de los alfayates, atrajo cada vez más espontáneos hasta que acabar danzando cerca de un centenar de personas.

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