Desconcertados en el vientre de la ballena

El Fontán acogió la proyección del filme de 1969 del asturmexicano Julián Pablo Fernández, con su protagonista, Eusebio Tuya, y familia del director

Eusebio Tuya, a la izquierda, junto a Javier Cuervo. En primera fila, segunda por la derecha, Pilar Fernández, hermana de Julián Pablo Fernández.

Eusebio Tuya, a la izquierda, junto a Javier Cuervo. En primera fila, segunda por la derecha, Pilar Fernández, hermana de Julián Pablo Fernández. / Analía Pello

Chus Neira

Chus Neira

Meterse, hoy, en "El vientre de la ballena", el filme que el dominico asturmexicano Julián Pablo Fernández rodó en París en 1969, es salir con bastante desconcierto y muchas preguntas. Así lo experimentó ayer el público que acudió a a la Biblioteca del Fontán para asistir a la presentación y proyección de la película, una cinta que uno de sus protagonistas, el ovetense Eusebio Tuya, recuperó de forma azarosa después de haberla dado por perdida. El tono surrealista y experimental, el metraje inusual, el final algo inconexo dejaron al público con esa sensación de desconcierto pero intrigado por las muchas anécdotas que rodean al autor de la película y al momento en que se rodó.

Eusebio Tuya, en conversación con Javier Cuervo, redactor jefe de LA NUEVA ESPAÑA, fue hilando algunas de estas historias paralelas que hablan del momento en que aceptó la invitación del dominico, al que había conocido en una fiesta de Blas Herrero en Oviedo, para irse a rodar a Saint-Germain-des-Prés junto a Delphine Seyrig y Alain Libolt.

Eusebio Tuya confesó que durante años "echó en el olvido" esta aventura fílmica

Los recuerdos de Tuya son confusos en algunas partes y nítidos en otras. Recuerda bien la casa del productor Alexander Salkind, en cuyo salón se rodaron algunas secuencias, y cómo regresó allí a los pocos días para una fiesta cuando –entendió en alguno de los corrillos– estaban embargándole los muebles, por más que con los años acabara siendo uno de los hombres con mayor éxito en la industria, con títulos como el "Superman" de 1978. Pero toda aquella experiencia parisina con el cine experimental quedó en parte oculta en la memoria del actor y músico asturiano. "Lo eché en el olvido", confesó ayer, "y mis amigos podrán decir que nunca les di la lata con alguna historia de esto". Ahora, una vez recuperada la cinta que se creyó perdida después de un incendio de la cineteca de México, es distinto.

Tuya habló animado de su relación con Julián Pablo, muy religioso y muy mundano, al que le gustaba el vino y la fiesta, con el que acababa las noches por Oviedo viendo los espectáculos de Los Monumentos. Parte de la familia de Julián Pablo, incluida una hermana, Pilar Fernández, que ayer estuvo en Oviedo para la presentación del filme, confirmó esta doble cualidad de su hermano. Procedentes de una familia de Viella de la que salieron más dominicos, el director tuvo un hermano, contó Pilar Fernández, que siguió el mismo camino religioso pero entregándose a los pobres, no al trato de cierta "gauche divine" como fue el caso del autor de "El vientre de la ballena".

Amigo de Buñuel, incesante pintor de "Verónicas", su figura, después de ver la hipnótica película de 1969, con toda su simbología eucarística y su gusto por el absurdo y lo existencial, dejó al auditorio con ganas más y de seguir escuchando las anécdotas zigzagueantes de los días parisinos de Eusebio Tuya.