"La rosa del azafrán" entusiasma en el Campoamor

La representación de la obra del maestro Guerrero se gana al público con un elenco de altura en lo musical y en lo dramático

Damián del Castillo (Juan Pedro) y Beatriz Díaz (Sagrario), en primer término, durante la representación de «La rosa del azafrán» en el Campoamor.

Damián del Castillo (Juan Pedro) y Beatriz Díaz (Sagrario), en primer término, durante la representación de «La rosa del azafrán» en el Campoamor. / Alfonso Suárez

Pablo Siana

Pablo Siana

"La rosa del azafrán", el penúltimo título del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo –organizado por la Fundación Municipal de Cultura, en colaboración con LA NUEVA ESPAÑA– resultó todo un éxito. La representación conjugó a la perfección todo lo que supone esta enorme zarzuela del maestro Jacinto Guerrero.

Esta producción, estrenada en el Teatro de la Zarzuela el pasado mes de enero, volvió a triunfar en la tarde de ayer en la "Viena española" con un elenco de altura tanto en lo musical como en lo dramático. Grandes de la escena en Madrid repetían ahora en Oviedo, como el inconmensurable Mario Gas (Don Generoso) y Vicky Peña (Custodia). Enormes e impagables por una trayectoria siempre en lo alto junto a Emilio Gavira y el humor de Juan Carlos Talavera, sumándose en la capital asturiana el poliédrico Carlos Mesa o el joven Javier Gallardo, de casa pero que tienen su lugar en el templo lírico carbayón.

Junto a ellos, unas voces de primera. Tan buenas actrices como cantantes, algo difícil en la zarzuela y que siempre coarta a la hora de aceptar este género tan español y exigente. Las asturianas, Beatriz Díaz y María Zapata estuvieron impecables como Sagrario y Catalina. La allerana Beatriz Díaz ganando graves sin perder sus exquisitos agudos y unos pianissimos de respigarse en una interpretación inteligente, redonda y fiel. La soprano ovetense María Zapata demostró que prosigue su carrera ascendente, defendiendo su rol en un buen empaste y con todos sus colegas de reparto sembrando esperanza.

El teatro Campoamor, lleno de  público, minutos antes del estreno. |  L. Murias

El teatro Campoamor, lleno de público, minutos antes del estreno. / Luisma Murias

También hubo poderío astur extra con Anabel Santiago cambiando tonada por jotas y seguidillas, amplificada abriendo cuadros, con su habitual ímpetu y entrega, sin olvidarnos de los papeles masculinos con el protagonista, Juan Pedro, interpretado por el barítono Damián del Castillo en buen estado vocal aunque algo rígido. También destacó el simpático Moniquito que encarnó el tenor Vicenç Esteve, que se ganó al respetable que ayer acudió al teatro Campoamor.

Imprescindibles siempre Oviedo Filarmonía, en el foso, y la Capilla Polifónica "Ciudad de Oviedo" sobre las tablas, cantos con historia bien repartida y todos bien conducidos por el director bilbaíno Diego Martín-Etxebarría, sustituyendo a la prevista Alondra de la Parra. Martín-Etxebarría demostró su implicación y dominio de la partitura de Guerrero, mimando todas las voces como debe ser y mandando con guante de seda a lo largo de toda la representación.

La escena bellísima de Ignacio García –que volvía tras el doblete "Gran Vía-Adiós a la Bohemia" de febrero– refleja con rigor este "perro del hortelano" decimonónico donde iluminación (desde el amanecer al anochecer manchego), vestuario y escenografía respetuosa y veraz, junto a una docena de bailarines-figurantes, ayudaron a completar una producción de primera. El público asturiano volvió a llenar el teatro Campoamor y reconoció con largas ovaciones en cada número. Este sábado, nueva representación de "La rosa del azafrán", con entradas agotadas.