Entrevista | Miguel Antonio Gómez Rivas Paracaidista, aterrizó ayer en Oviedo con una gran bandera de España

"Ha sido uno de los saltos más especiales de mi vida"

"En el avión tenía cobertura y me puse en el móvil el directo de televisión para seguir el desfile"

Miguel Antonio Gómez Rivas: el militar asturiano que protagonizó el espectacular salto en paracaídas durante el Desfile de las Fuerzas Armadas

Amor Domínguez

Bajó de los cielos y fue uno de los grandes protagonistas de la jornada. Miguel Antonio Gómez Rivas (Ujo, Mieres, 1981) es el paracaidista que abrió el desfile por el Día de las Fuerzas Armadas, ayer, en Oviedo. Lleva doce años destinado en la Escuela Militar de Paracaidismo, en Murcia, y forma parte de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire (PAPEA). Le tocó jugar en casa y no se arrugó: el mierense se tiró desde más de mil metros de altura portando una gigantesca bandera de España, de 54 metros cuadrados y quince kilos de peso, que impresionó a los presentes y fue desplegada en el asfalto. Gómez fue uno de los hombres más aclamados por su espectacular acrobacia en el aire. Horas después del desfile, ya relajado y en Pola de Lena, con familiares y amigos, atiende la llamada de LA NUEVA ESPAÑA. Dice que el de ayer fue "uno de los saltos más especiales" de su carrera, de los casi siete mil que lleva ya.

–¿Cómo se prepara el salto?

–Habitualmente, en los entrenamientos semanales, hacemos ejercicios de precisión, que es lo más semejante a lo de hoy (por ayer). La única diferencia es portar la bandera, que da complejidad al salto.

–¿Cómo la lleva?

–Va colgada del arnés del paracaídas y se despliega al poco de saltar. Lo importante es hacerlo de forma ordenada para que la bandera ondee. En este tipo de salto saltamos del avión y solo tenemos dos o tres segundos de caída libre y luego ya ponemos el paracaídas.

–¿Se pone nervioso en un desfile?

–Llevo ya 6.600 saltos en mi carrera, pero es verdad que es algo distinto. La presión de las cámaras, la relevancia del evento...Siempre influye. Y eso que ya había saltado en Asturias, un par de veces en el festival aéreo de Gijón.

–Llevaba la Cruz de la Victoria en la parte trasera del casco, ¿era por el evento?

–¡No! La llevo desde que estoy en la PAPEA. Se lo dije a mis jefes y no les pareció mal. En Oviedo vino como anillo al dedo.

–¿Qué sintió al saltar en su tierra?

–Ha sido espectacular, de los saltos más especiales de toda mi vida. Me estuvo viendo en directo mi madre, mi hermana y varios amigos. El día ha sido muy especial.

–¿Cómo fue el resto de la semana?

–Llegamos el miércoles porque, además del acto central, también saltamos el jueves en Las Mestas (Gijón) e hicimos una exhibición con más compañero. También en San Lorenzo. No tuve tiempo a nada, ni siquiera pude pasar por casa (sus padres viven en Ujo) y nos quedamos en un hotel de Oviedo.

–¿En qué consiste exactamente su trabajo?

–Ahora mismo, la labor principal de la patrulla es representativa, realizando exhibiciones y demostraciones. También conformamos hace poco la selección española de paracaidismo a nivel civil.

–Cuente lo que no se vio del salto.

–Pues pasó algo muy curioso. El salto no se hizo desde mucha altura y en el avión teníamos buena cobertura. Saqué el móvil y puse el directo de Televisión Española para seguir el desfile. Fue gracioso. Luego me tiré.

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