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Un expolio que debemos evitar

Sobre el futuro de la colección de la Fundación Cajastur-Liberbank

Una vez más, asistimos a un hecho gravísimo que afecta al patrimonio cultural asturiano. Me refiero a la fusión de Liberbank y Unicaja, que supondrá el traslado de la sede social de la nueva entidad bancaria a la ciudad de Málaga. Las consecuencias serán nefastas para nuestro panorama cultural. Supone no solo perder el protagonismo que Asturias ostentaba hasta ahora en Liberbank, sino que la colección que la Fundación tiene y que puede sobrepasar las 3.000 obras de arte, entre pinturas, esculturas, obra gráfica, dibujos y fotografías salgan de nuestra autonomía. Estas obras, entre las que figuran los artistas asturianos más destacados del siglo pasado, no pueden ni deben salir de nuestra comunidad.

Pero, ante tanto desatino, no hay que olvidar que la Fundación Cajastur-Liberbank borró de sus estatutos la palabra “cultura”, pasando a ser más social, que de aquellos polvos vienen estos lodos y que desde hace tiempo apoya numerosos y abundantes proyectos culturales en Castilla-La Mancha negando a Asturias el pan y la sal.

El Gobierno del Principado, el Ayuntamiento de Gijón y el de Oviedo tienen la obligación de defender este patrimonio que pertenece a la población asturiana; todos ellos deben cuidar el patrimonio cultural, no mirar hacia otro lado.

Pero no sólo las instituciones públicas deben manifestarse. La sociedad asturiana no puede ni debe permanecer impasible ante este expolio que pretende alejar esta colección de arte de Asturias. Lo primero que debemos exigir es completar un inventario y catálogo para asegurar que la colección esté documentada en su totalidad. En segundo lugar, reclamar la permanencia “sine die” de todos los fondos de la colección de arte de la entidad en Asturias, evitando su dispersión y preservando su unidad.

La Fábrica de Gas, tan de actualidad estos días, puede ser un magnífico emplazamiento como una muestra intergeneracional del arte del último siglo, en continua retroalimentación con la presencia de los artistas emergentes actuales.

Las autoridades políticas deben implicarse y demostrar que la defensa de nuestro patrimonio es prioritario en su libro de ruta.

Evitar este expolio debe estar en el ADN de la sociedad asturiana y de sus instituciones, es el momento de unir fuerzas y plantar cara ante tal injusticia. Si no hacemos nada para evitarlo, mañana será demasiado tarde y lamentarnos no servirá de nada.

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