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Lluisa Nogueiro

Aunque las calles no se tiñan de violeta

El papel esencial de las mujeres en la sociedad

A las puertas del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, que para muchos no es más que una algarabía de féminas que se visten de morado, parece que aún no se entiende que nuestra manifestación nace como un espacio de resistencia y de reivindicación de un colectivo que se identifica como oprimido: el femenino.

Sobran razones: la violencia contra las mujeres por el mero hecho de serlo, los abusos y las agresiones sexuales; la expulsión de nuestras viviendas; las políticas de empleo y de cuidado discriminatorias, doblemente para las mujeres migrantes y con diversidad funcional; las excluidas de la sociedad a causa de su orientación sexual, identidad de género o edad.

Y tenemos más motivos como bien señalaron los sindicatos con motivo del Día de la Igualdad Salarial. La brecha salarial de género es una dura realidad con datos esclarecedores. Según CCOO: “el salario anual debería incrementarse un 27 por ciento para equipararse al de los hombres”. Las mujeres ocupamos más empleos temporales, a tiempo parcial, y los puestos con los salarios más bajos y asociados a roles de género (atender, alimentar, educar). A esto se une la falta de conciliación y corresponsabilidad.

El mensaje de la movilización del año 2018: “Si nosotras paramos, se para el mundo” anticipaba lo que es nuestra vida actual y que la pandemia dejó bien claro: las mujeres somos el motor de la sociedad. En nuestro concejo, nos hemos preocupado por vecinas y vecinos impulsando redes de ayuda mutua. Las mujeres estamos en primera línea de la crisis del covid con cargas de trabajo desproporcionadas y a pesar de ello, seguimos infrarrepresentadas en los puestos de decisión política y económica. Por eso, me encanta el lema rotundo y cargado de razón y corazón de la convocatoria del Movimiento Feminista para el 8M para este año: “Esenciales”.

Por ello, las políticas municipales deben centrarse en las mejoras de los derechos de las mujeres con más ahínco que nunca: políticas de cuidados y conciliación como becas escolares, escuelas 0-3 gratuitas, planes de igualdad, empleo digno, políticas contundentes de sensibilización contra las violencias y la discriminación, medidas emancipadoras y no asistencialistas, más cooperación internacional, ciudades y entornos amables y sostenibles y una municipalización eficaz de los cuidados que atienda tanto los derechos de las trabajadoras como los de la ciudadanía. Cuando avanzan las mujeres, avanza toda la sociedad. Y es en esa línea en la que todos y todas, ciudadanía y administraciones, debemos trabajar.

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