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Crítica / Música

Un concierto de envergadura para el Día de la Mujer

Anne Hinrichsen dirigió con firmeza a la OFIL en el Campoamor

El Teatro Campoamor se vistió de morado con motivo de la ocasión de este jueves: un concierto con música escrita por mujeres y dirigido por una de las directoras más destacadas del momento, Anne Hinrichsen. Dos días después del Día Internacional de la Mujer, el recital de la Oviedo Filarmonía dejó patente que el quehacer de las compositoras es un campo fértil donde encontrar un repertorio más que formidable.

Un concierto de envergadura para el Día de la Mujer

El concierto, que duró poco más de una hora sin pausa, ofreció tres obras muy distintas entre sí, pero que se complementaron a la perfección. La velada se abrió con el Concierto para orquesta de cuerda de la polaca Grazyna Bacewicz, una pieza de corte clásico que atrapó al público desde el primer momento con su fuerza. La batuta de Hinrichsen, firme y segura, condujo a los músicos a lo largo de los tres movimientos contrastantes, que sonaron ayer más que correctos, con excepción de algunos desajustes.

El plato fuerte fueron las canciones modales de María Teresa Prieto, compositora ovetense que escribió esta obra ya en su exilio mexicano. La encargada de poner la voz fue su paisana Ana Nebot, quien, sobre un sólido acompañamiento orquestal, supo transmitir las referencias populares de la pieza. El equilibrio entre solista y orquesta permitió al público disfrutar de una obra de gran belleza que, además de servir de elemento central del concierto, nos brindó la oportunidad de acercarnos a la obra de una compositora asturiana de máximo interés. Precisamente, la semana pasada se presentaba un libro en torno a su figura, obra de la musicóloga Tania Perón.

Cerraba la noche la música de Louise Farrenc, cuya Sinfonía n.º1 nos traslada al París del siglo XIX. En ella, las cuerdas y sección de viento dialogan para crear un ambiente contenido que la compositora construye a lo largo de los tres primeros movimientos. Remata además la pieza con un final poderoso y contundente, que ponía un perfecto broche al recital.

No se llegó a llenar el patio de butacas, pero el aplauso y el entusiasmo del público lo compensó con creces. Parece que la positiva recepción de las piezas es indicativa de que estas compositoras merecen ser programadas y que, como ellas, son muchas las autoras que escribieron música a lo largo de la historia y que pueden ofrecernos veladas tan hermosas como la que este jueves disfrutamos en el teatro ovetense.

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