Crítica / Teatro

Denuncia de la avaricia

Eva Vallines

Eva Vallines

"Atalaya" en su 40.º aniversario hace saltar por los aires a Molière y con los pedazos compone una deliciosa farsa musical de aires muy brechtianos. La legendaria compañía andaluza se atreve con el insigne autor francés, cuya obra le viene como anillo al dedo para denunciar las injusticias del presente. "El avaro" de Iniesta es una opereta en la que un magnífico reparto coral demuestra sus habilidades interpretativas en una sucesión trepidante de escenas y canciones acompañadas al acordeón por Lidia Mauduit. La escenografía son ocho puertas que se desplazan, se abren y se cierran de forma vertiginosa, dando lugar a encuentros y desencuentros, y que representan la obsesión por la seguridad que atormenta al protagonista. Con una estética muy años 20 y cierto aire a lo Tim Burton el coro de criados harapientos compone escenas geniales. Como es habitual en "Atalaya" todo el equipo es sobresaliente y evidencia las muchas horas de investigación y ensayos. Carmen Gallardo, la figura más emblemática de la compañía, encarna magistralmente a Harpagón, este miserable avaro, consumido por la aversión al gasto, que no duda en sacrificar la felicidad de sus hijos por su codicia y racanería. En la versión de Iniesta se cambia el nombre a los personajes en un guiño de actualidad, como la alcahueta de acento argentino, Cayetana, excelentemente interpretada por Silvia Garzón. La hija rebelde y empoderada, cuya caricatura realiza con mucha gracia María Sanz, es aquí Leonor, y su pretendiente, Froilán, magnífico Enmanuel García, también como el criado Merluzo y el Juez, con ademanes de la Comedia del Arte. Garazi Aldasoro, que canta muy bien, es la tierna e inocente Belisa, pretendida por el viejo usurero y prometida de su hijo Cleanto, Selu Fernández. Lo que se pierde en algunas escenas de la ironía y sutileza del original molieresco, lo compensa la deriva hacia el expresionismo brechtiano con una plasticidad impactante y una puesta en escena espectacular, que incorpora a modo de denuncia temas de actualidad como los desahucios, los prostíbulos, las casas de apuestas y la huida final de Harpagón a Abu Dabi. El público disfrutó de la función y lo demostró con una gran ovación.

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