Con vistas al Naranco

El año de Picasso y Luis Fernández

Las efemérides coincidentes entre ambos artistas

Antonio Masip

Antonio Masip

Bien por el Museo de Bellas Artes que, pese a escasos medios, celebra dignamente el año Picasso.

Como recuerdo lo que hacía cuando Armstrong pisó la Luna, Carrero Blanco voló a los cielos, Tejero dio su golpe o la madrugada que Franco se nos murió también sé bien cómo recibí, sentado en un barquito mexicano, en el Pacífico, la noticia de la muerte de Pablo Ruiz Picasso. Viajaba junto a mi mujer, con la que acababa de matrimoniar, a una islita cuyo nombre no se quedó en el magín, pero sí la escueta referencia que una turista californiana daba a su pareja tras oírla en su transistor. En la inmensidad del Océano, Pablo Picasso como humano se moría tan lejos. Poco tenemos del genio en Asturias, pero el Museo ha aprovechado el único cuadro proveniente de la antigua colección Masaveu uniéndolo a la amistad colaboradora que gastó con el ovetense Luis Fernández, nacido en la calle Fruela 14, cuyo medio centenario curiosamente viene a coincidir con el de su amigo. Lo resaltó Luis Feás, al quite como gran divulgador de la pintura astur y también de los bordes hacia otras técnicas (Consuelo Vallina, Fernando Alba…)

No obstante, hay un Picasso apenas conocido. Es el que vi hace muchos años en el despacho de abogada de la entrañable Paz Fernández Felgueroso. Mapi y su no menos entrañable marido, Daniel Palacio, se encontraron con Picasso en una plaza de toros del sur de Francia y les obsequió con un dibujo.

En cualquier caso, felicitaciones a nuestro Museo por la iniciativa del año Picasso y por unirlo al medio siglo de, o sin, Fernández.

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