Oviedo Filarmonía y la zarzuela, el orgullo de una ciudad

El reconocimiento a la orquesta ovetense y al género lírico nacional

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

La ciudad de Oviedo va unida, intrínsecamente, a la música clásica. Dentro del amplio abanico de posibilidades que ofrece este término, la lírica siempre ha sustentado el mayor peso dentro de las actividades culturales de Vetusta, forjando una idiosincrasia en la capital del Principado que se ha ido consolidando durante décadas, afortunadamente, de manera independiente a las fluctuaciones y cambios políticos. En este sentido, la dilatada trayectoria de instituciones como la Ópera de Oviedo –que en la actualidad ha culminado de forma exitosa su 76.ª temporada– dan buena cuenta de la arraigada tradición y los gustos imperantes en la capital del Principado.

Oviedo presume de la segunda temporada estable más longeva de teatro lírico español, tan sólo por detrás de la que se organiza en Madrid desde el teatro de La Zarzuela, un hecho (quizá sorprendente para muchos), que encuentra, por fin, algo de apoyo institucional mediante la consideración del género lírico nacional como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. El destino ha querido que, al mismo tiempo que se consuma este reconocimiento, la orquesta Oviedo Filarmonía alcance el cuarto de siglo de existencia.

La OFIL (Oviedo Filarmonía) nació, precisamente, al calor del Festival de Teatro Lírico Español que, junto a otras iniciativas musicales florecientes durante la década de 1990, conllevaron la necesidad de crear una orquesta sinfónica estable y configuraron el diverso ecosistema de ciclos de música clásica que los melómanos ovetenses disfrutan en la actualidad. Desde entonces, la orquesta ha crecido –merced al trabajo de los diferentes directores y al apoyo institucional– hasta convertirse en uno de los activos culturales más importantes de Oviedo. A manos de su actual titular, Lucas Macías, la OFIL se ha erigido como una agrupación fiable, capaz de afrontar retos de la más diversa índole y de interpretar con garantías cualquier tipo de repertorio: desde óperas y zarzuelas a conciertos sinfónicos, pasando por bandas sonoras, galas líricas, música para ballet, conciertos didácticos o recitales de cámara.

Para una ciudad con las características demográficas de Oviedo, mantener una orquesta y un tejido musical de esta envergadura es un privilegio que, no obstante, debería llevar aparejado un mayor reconocimiento, apoyo y difusión a la continuada labor de años que, no por normalizada, resulta menos meritoria. Esperamos que la doble efeméride celebrada estos días nos haga tomar consciencia de la relevancia que suponen para la capital del Principado dos de sus emblemas –como la OFIL y el Festival de Teatro Lírico Español– que ahora están de enhorabuena. Cualquier reconocimiento que obtengan la orquesta Oviedo Filarmonía y la Zarzuela serán siempre motivo de orgullo para la ciudad de Oviedo.

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