Opinión

El museo que Oviedo merece

Sobre el destino del palacio de Leyguarda, en la plaza del Sol, al pasar a manos municipales

Oviedo guarda aún, a pesar de los infatigables empeños de doña Piqueta, de conflictos bélicos y de no pocos errores, numerosos edificios dignos de admiración. Uno de ellos, situado en la plaza del Sol, es el edificio neoclásico diseñado por Manuel Reguera en el siglo XVIII sobre una edificación anterior del XVII. Es conocido con el nombre del que fuera Regidor Perpetuo y Alcalde Mayor, Álvaro José de Inclán Valdés y Leyguarda. Palacio que en los últimos días ha sido noticia por el anuncio de la intención del equipo de gobierno de adquirir este inmueble, propiedad del Ministerio de Hacienda. Nada que objetar.

El problema es que, temo, una vez más pongamos el carro por delante de los bueyes. Nos hablan de comprar edificios sin tener claro qué hacer con ellos cuando debería de ser al revés; ¿para qué quiero este edificio o las plantas del Calatrava, por ejemplo? Pues bien, en el caso que nos ocupa, el edificio de la Plaza del Sol tiene un destino óptimo: Museo de la Ciudad. Ya en 2015 el alcalde Caunedo asumía un proyecto de los arquitectos Jorge Hevia y Cosme Cuenca para este fin, aunque el emplazamiento fuera en el martillo de Santa Ana; obviamente, no se hizo. En 2019, Canteli retoma la idea del museo pero, a día de hoy, seguimos igual: nada.

¿Necesita Oviedo un museo? Sí. Sin duda. Integrado junto el Museo de Bellas Artes, Arqueológico y Diocesano en un atractivo conjunto museístico urbano. Es, además, una oportunidad magnífica para ubicar en el mismo edificio el Archivo Municipal que es nuestra memoria viva.

El Archivo lleva años en precariedad de espacio y de recursos humanos. En sus anaqueles late toda nuestro devenir. Siglos de hacer ciudad. Todo lo que, como ciudad, somos y hemos sido se encuentra entre sus paredes. Sin él perderíamos nuestras raíces. Pero lleva tiempo rompiendo por sus costuras sin que nadie lo remedie. En Oviedo hemos tenido la fortuna de contar con magníficas figuras al frente del archivo consistorial: Ciriaco Miguel Vigil, a quien debemos la Colección Histórica del Ayuntamiento de Oviedo, de 1889. Y Palmira Villa González-Río, conocida como "Palmita", quien tras obtener por oposición su plaza llegó al archivo el 20 de mayo de 1938. Permaneció en su puesto hasta el 14 de enero de 1983. En ese año se incorporó Ana Herrero Montero, jubilada recientemente, y sobre la que, estoy seguro, todos los que visitamos el archivo con cierta frecuencia no podemos tener más que palabras de gratitud y reconocimiento.

Por tanto ¿qué mejor génesis para un museo de Oviedo que la memoria de Oviedo? También podría ser un buen lugar para dar mayor difusión y accesibilidad a los fondos Tolivar-Faes, depositados en la Biblioteca Pérez de Ayala, que no es mal sitio. Daría un contenido esencial con buenos fondos de Clarín o Fermín Canella. No olvidemos a Pérez de Ayala, Ángel González o Dolores Medio. El Museo de la Ciudad sería, asimismo, el museo de la "bien novelada".

Continente y contenido se dan la mano en este edificio ovetense. No dejemos pasar la oportunidad; bastantes hemos perdido ya.

Carmen Ruiz-Tilve se refería hace tiempo a él como "el oportuno museo de la ciudad que ya ni pido, aunque no tengo perdida la esperanza".

Yo tampoco.

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