Sobresaliente de media y una trayectoria envidiable con tan sólo 22 años. La gijonesa Andrea Fernández Gorgojo recogió ayer el premio fin de grado en Ingeniería Química Industrial que entrega el Grupo Daorje. Le hacía tanta ilusión venir a por su galardón que ayer, al acabar las clases en Madrid, cogió un autobús que la dejó a las tres de la mañana en su casa de Gijón y, a las pocas horas, se desplazó a la ceremonia de Santa Catalina en la Universidad de Oviedo. Apenas durmió, pero mereció la pena. "Estas cosas demuestran que el esfuerzo y el trabajo siempre tienen recompensa", señala la estudiante, quien sólo tiene buenas palabras para la Universidad. "Viendo lo que hay fuera, creo que la Facultad de Gijón es de lo mejor de España", dice.

Desde el pasado verano, Andrea Fernández no ha parado. Tras finalizar la carrera se fue a Madrid para trabajar en la empresa internacional Indea Materiales, en el departamento de materias compuestas, y también participó en un congreso científico internacional, lo que le sirvió para darse cuenta de que, tal y como creía, lo que de verdad le gustaba era la investigación. Fernández tenía en mente seguir formándose y, ya que se desplazaba a la capital, decidió buscar allí un máster. Se matriculó en la Universidad Carlos III y hasta el próximo junio se formará en Ciencias de los Materiales. Por si fuera poco, al acabar tiene pensado realizar el Doctorado en la materia y, mientras llega ese momento, compagina las clases con un trabajo que le apasiona". Tengo contrato de docente de investigación en la Carlos III y doy clases a alumnos de grado. Los fines de semana, a clase. Un ritmo de vida muy agitado, pero que le llena de satisfacciones. "Me encanta estar en el laboratorio, y cuando no estoy impartiendo clase me encierro allí a investigar durante horas", comenta. "Ahora mismo estoy buscando materiales para sustituir las baterías convencionales", añade.

Desde pequeña lo tuvo claro. Con un padre y un hermano mayor ingenieros, las ciencias siempre estuvieron presentes en su casa. Según desvela, decidió optar por la carrera de Química porque su profesora de la materia en el instituto "me metió el gusanillo". A nadie le extrañó. "Los profesores me decían que era una rata de laboratorio, ya que me encantaba investigar y profundizar en todo tipo de conocimientos", apunta. Tiene varias ofertas para realizar el Doctorado, pero de momento piensa seguir en Madrid. A largo plazo, quizá se vaya una temporada el extranjero. "Quién me iba a decir a mí hace cinco meses que iba a estar aquí", concluye.