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Sonrisas y lágrimas

Escenario de ascensos y descensos, Palma de Mallorca siempre es una cita especial para el aficionado azul

La visita de Carlos Muñoz a El Requexón está semana parece muy oportuna cuando el Oviedo tiene que visitar Palma de Mallorca. Él lideraba la delantera que en la temporada 87-88 debía disputar la promoción de ascenso ante el poderoso Mallorca. Un gol suyo en el partido de ida (2-1) abrió las puertas de la esperanza y el ejercicio defensivo eficaz de los de Miera hizo el resto: el Oviedo firmó en Mallorca el que para algunos ha sido el ascenso más celebrado en la historia carbayona.

Lo fue por las condiciones que rodeaban a aquella temporada y por la fiesta desatada después. Llevaba el Oviedo alejado de la élite 13 años y la afición lo vio como una liberación. La fiesta se celebró en varios puntos de la región. Desde la llegada de la expedición al Aeropuerto de Asturias hasta la celebración en la plaza del Ayuntamiento, el azul fue el color protagonista. Aquel final de la 87-88 señaló a Mallorca como centro de las alegrías azules. Pero aún quedaban varios capítulos por vivirse en el mismo escenario.

Aquella, la del 88, fue la cara más amable. Lo que sucedió en 2001 tiene un poso muy diferente. Acudía el Oviedo de Antic en la última jornada de Primera División con la necesidad de sumar en Palma si no quería depender de otros encuentros en su lucha por la salvación. No favoreció ninguno de los resultados.

Los azules cayeron ante el equipo dirigido por Luis Aragonés, con opciones de quedar segundo en la tabla y evitar la previa de la Liga de Campeones, por 4-2 y Osasuna apenas encontró oposición ante una tímida Real Sociedad. El Oviedo descendió aquel 17 de junio de 2001 a Segunda División y se iniciaba así el camino más penoso de los azules en toda su historia. El desastre más grande solo tardaría dos años en llegar, con el descenso administrativo a Tercera División y el pistoletazo de salida a los años en el barro.

El otro toque dulce en Mallorca tuvo lugar en 2009. Hacia allí se encaminó el Oviedo con sus opciones de éxito o fracaso pendientes de la isla. Era la promoción de ascenso a Segunda B, la oportunidad de empezar a respirar, y los azules llegaban con una exigua renta por el 1-0 de la ida. El Mallorca B igualó el choque y el partido se fue a los penaltis. Allí apareció Aulestia para detener la pena decisiva y firmar el primer pasito del Oviedo en su regreso a la élite.

El carácter positivo de Palma de Mallorca se diluye en cuanto se hace un repaso a las estadísticas, especialmente en Segunda. Los carbayones han jugado en nueve ocasiones allí y solo han sido capaces de ganar en una ocasión. El resto de encuentros, ocho, finalizaron con derrota. El saldo goleador es de 3 tantos a favor y 19 en contra. La última visita se celebró en marzo del año pasado y terminó con victoria bermellona por 1-0. Fue el penúltimo partido de Sergio Egea en el banquillo del Oviedo.

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