La política y el fútbol suelen ser una mala combinación. No pegan, tienden a conflictos. Y los políticos acostumbran a andarse con mil ojos en lo referente a mostrar sus colores futbolísticos, por eso de ganar o perder votos. Les suele costar, incluso, atreverse a pronosticar un resultado en encuentros de tensión (como ejemplo la porra del derbi asturiano en la Junta General del Principado elaborada por este periódico). Pero siempre hay excepciones. Una de ellas es la de Miguel Fernández (Oviedo, 1952), el alcalde socialista de Caso (unos 1.600 habitantes), oviedista hasta la médula desde que tiene uso de razón. "La política y el fútbol pueden llevarse bien siempre que haya respeto", asegura Fernández, que lleva algo más de un año en la Alcaldía, (accedió tras la dimisión de Tomás Cueria, acusado de un delito de prevaricación, del que fue absuelto).

Fernández no es político profesional, es un minero retirado que vive de su pensión y entró en la vida pública por vocación. Nació en la capital de Asturias y toda su familia es de Oviedo, aunque con 6 años se trasladaron a Campo de Caso debido a los problemas respiratorios de uno de sus hermanos. Los seis años que Fernández pasó en la capital le sirvieron para hacerse oviedista, gracias, en gran parte, a Paquito, exfutbolista azul. "Mi padre era taxista y a la vez llevaba una portería en el hotel Pasaje, donde está ahora 'La Jirafa'. Enfrente, en una pensión, siempre estaban dos hermanas, y una de ellas era la madre de Paquito. Siendo un guaje ya andaba con él y con Iguarán, que vivía en esa pensión", recuerda.

El ovetense pasó entre Campo de Caso y Laviana toda su vida hasta la actualidad. Vibraba con el Oviedo y no se lo pensó dos veces a la hora de echar a andar una peña, hace casi cuarenta años, la de Laviana, que es una de las más antiguas y tiene más de 100 socios. "La fundamos en la cafetería Cervantes y ya organizábamos autobuses rumbo al Tartiere antiguo, es una época llena de grandes recuerdos", rememora. La cuenca del Nalón es un territorio tradicionalmente con mayoría sportinguista, aunque Fernández no se arruga: "Creo que están más o menos repartidos, aunque las penalidades que pasó el Oviedo no las conoció el Sporting. También sucede que de la Cuenca salieron grandes jugadores del Sporting. Ahora tienen a Canella, que es una gran persona, y Cundi era de Sotrondio", afirma. Fernández trabajó algún tiempo en una panadería con su padre en Campo de Caso, y con 34 años empezó en la mina, en el Pozo San Mamés (Sotrondio). Trece años después, cuando tenía 47, tuvo que dejar de ser minero por un accidente laboral. "Me retiré y estuve muy entretenido formando una agrupación de voluntarios de Protección Civil. Siempre me llamó mucho ayudar a la sociedad. Estuve ocho años de concejal, ahora de alcalde, y vivo de mi pensión", explica Fernández. La política no frenó su oviedismo militante, ya que Fernández fue uno de los fundadores de la Asociación de Peñas Azules (APARO), de la que llegó a ser presidente.

De alma crítica, Fernández espera que el Oviedo, como institución, no cometa los errores del pasado: "No podemos olvidarnos de la gente que estuvo presente cuando nos íbamos al abismo. Me refiero al tema de Symmachiarii, a los que no podemos utilizar para ninguna venganza. Gracias a ellos el Oviedo aún respira, y creo que el club, en la parte social, está dejando muchas cosas descuidadas. Hay peñas fuera de Oviedo muy olvidadas, y llevando una tarde a los jugadores haces feliz a la gente. Soy viejo y puedo criticar lo que no me gusta, como socio y accionista", apunta. Fernández, que también es socio de la peña azul de Gijón, ve con moderado optimismo el futuro deportivo del Oviedo, aunque ironiza. "En los viajes no nos dan ni una alegría, a mí me tocó el baño de felicidad en La Coruña (4-0), pero tenemos que confiar. Tarde o temprano volveremos", finaliza Fernández, que demuestra que la política y el fútbol se llevan bien en Caso.