El Oviedo de Ziganda es un equipo que pierde muy poco –el todopoderoso Espanyol lleva una derrota menos que las seis azules en lo que va de curso– pero el problema, y no menor, es que, con diez empates, también gana muy poco. Los pericos suman ocho triunfos más que los azules en estas veintidós primeras jornadas de liga, concretamente 14 frente a seis, y solo los cinco últimos clasificados han cantado victoria menos veces que el Oviedo.
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El Leganés y la Ponferradina, que marcan la barrera con las plazas de play-off, han perdido más partidos que el Oviedo, pero, sin embargo, han ganado cuatro más y eso es lo que les permite marcar la diferencia respecto a los del Cuco.
El rival del pasado domingo, el Logroñés, tiene los mismos puntos que el Oviedo pese a haber caído derrotado en cuatro partidos más. Los azules necesitan empezar a sumar de tres en tres si quieren llegar a la parte decisiva de la competición con opciones reales de alcanzar la promoción, algo que no han conseguido en las cinco temporadas que llevan en segunda división tras el ascenso de Cádiz.
Las diez tablas que ha firmado el equipo de Ziganda hasta el momento le convierten en el “rey del empate” junto a un Fuenlabrada que también lleva diez. Tal título, si se le puede llamar así, da para transitar por la mitad de la tabla sin mayores apuros, pero para poco más.
El Oviedo empata esta temporada más que nunca desde su regreso al fútbol profesional. Ni la pasada campaña, en la que hubo serio riesgo de descenso, había firmado tantas tablas a estas alturas. Entonces, iban ocho.
El caso es que el equipo de Ziganda ha sumado ya tantos empates como los cosechados por el Oviedo de Hierro en toda la temporada 2016-2017. Pese a ello, aquel equipo, que a estas alturas de la temporada iba tercero con nada más y nada menos que 37 puntos, no logró entrar en la promoción de ascenso.
En la primera campaña en Segunda tras el descenso a las catacumbas del fútbol español, el Oviedo había empatado en siete ocasiones en la jornada veintidós.
Tras una semana en la que se escucharon apelaciones a una mayor ambición para engancharse a la parte alta de la tabla, el nuevo empate cosechado el domingo en Las Gaunas no ha caído nada bien en el seno del club. Es cierto que el Oviedo fue algo mejor que el rival y que Femenías fue un espectador de lujo durante la mayor parte del partido, pero no lo es menos que los azules tampoco exigieron demasiado al meta riojano Giménez.
Dos remates a portería en todo el partido fue el bagaje del Oviedo en un partido de posesión igualada, en el que sí rondó la portería rojiblanca, pero con escasa mordiente para generar situaciones de verdadero peligro más allá del gol anulado y del disparo al palo de Rodri. El ariete no pudo iniciar la escalada hacia el pichichi azul que se ha marcado como objetivo para lo que queda de temporada.
Blanco Leschuk fue sustituido por Ziganda por segundo partido consecutivo con empate en el marcado y con el equipo buscando la victoria. En Málaga, el argentino abandonó el campo cuando el partido estaba uno a uno, en el minuto 75. En Logroño fue cambiado en el 71, con cero a cero.
El jugador no alzó la voz, pero no le sentó especialmente bien la decisión de Ziganda, que decidió terminar el partido sin delanteros puros. Obeng, que sí intervino en los últimos minutos del choque ante los malacitanos, quedó inédito en tierras riojanas. El entrenador prefirió dar entrada a Borja Sánchez y Borja Valle para tratar de reactivar el equipo.
En la caseta hay la sensación de que otros equipos logran ganar con bastante menos de lo que el Oviedo traduce en empates. Las igualadas repetidas y reiteradas suponen un paso demasiado corto para un equipo con aspiraciones. La clasificación así lo demuestra.