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Un Oviedo superviviente: los ecos de la victoria ante la Ponferradina

El triunfo ante los bercianos, ejemplo de un equipo que se crece ante las adversidades: los azules ya pisan play-off

Pombo celebra su gol de penalti, con Obeng subido a su espalda y Luismi detrás. | Irma Collín

El debutante, el renacido y el agitador. Tres actores para resumir el triunfo más especial de la temporada para el Oviedo. Por las condiciones, aluvión de bajas covid, y por los efectos: a esperas de que se complete la jornada, los azules ponen los dos pies en el play-off. A lo que íbamos: Javi Moreno es el debutante. El Vetusta al rescate. Partido pulcro el suyo y mensaje al final en sus redes sociales: “No me despertéis por favor”. El renacido es Christian, olvidado durante el curso y recuperado para la causa por las condiciones especiales del choque. Cumplió y acabó el partido entre lágrimas por el torrente de sentimientos. Pombo es el agitador. El que meneó el partido en el segundo tiempo, rebelándose ante la etiqueta de futbolistas revulsivo. Y con estreno goleador. Tres nombres inesperados para la victoria más celebrada (2-0 ante la Ponfe): la de un Oviedo superviviente.

El choque que cerraba el año e inauguraba la segunda vuelta estaba condicionado por la situación de la pandemia. Ni la recuperación a última hora de Obeng y Costas, que empezaron en el banquillo, aliviaba la sensación de que el Oviedo debía enfrentarse a la Ponfe con un once de circunstancias. Poco podía pedírsele a un equipo con dos chicos del filial y gente con escaso protagonismo.

Pero las cosas salieron redondas. El viento sopló a favor desde muy pronto, con la imprudencia de Espiau que le valió una merecida roja, pero tampoco parecía clara la victoria hasta que en la segunda mitad emergieron los artistas. Borja, que llevaba un partido gris, levantó con clase un sutil taconazo de Obeng para cambiar el destino del choque. Pombo sedó el encuentro con el segundo y demostró en cada balón que tocó que lo suyo es salirse del guion. Algunas veces sale bien, otras mal; pero siempre intenta divertir.

El triunfo también refuerza a Ziganda, ya lejos de cualquier sombra. Supo equilibrar el brío de los canteranos con las jerarquías del vestuario. Recuperó a alguna pieza para la causa (Luismi es de las mejores noticias de las últimas jornadas) y, otra cuestión de importancia que no es tan habitual, supo cambiar el rumbo desde el banquillo. El premio: el Oviedo se sitúa, al menos momentáneamente, en el play-off.

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