Diego Conde levaba unos cuantos minutos (y varias intervenciones) con aspecto de héroe de la tarde para el Lega cuando a Paulino se le ocurrió intentarlo en solitario. Controló, se buscó el hueco y armó un disparo exacto, al rincón, dañino para el meta pepinero que no pudo hacer nada a pesar de la estirada. El 1-0 llego tan cerca del final que el Tartiere no celebró solo un gol: era una victoria. Un acto de justicia para un Oviedo que había sido muy superior a su rival.
Lo dicen los datos del partidos. Carrión les pidió a sus muchachos “paciencia” a sus muchachos durante la semana ante el previsible “bloque bajo” que plantearía Borja Jiménez. Y avisó a los suyos de que tuvieran cuidado con las contras. Y el choque obedeció exactamente al vaticinio del entrenador. Pero el Oviedo estaba preparado.
Fue dominador el equipo azul de la escena. Se hizo con la pelota: la tuvo el 63,5% del tiempo, su quinta mejor marca de la temporada. Al Lega solo le correspondió el 36,5%, su séptimo dato más pobre del curso. Y no fue una posesión estéril, fue con un fin: hacer daño a la meta pepinera, excelentemente defendida por Conde. El Oviedo chutó 6 veces entre los tres palos del Lega. Es la marca más alta de la temporada de un rival del líder, igualados esos seis intentos con los logrados por Andorra y Mirandés.
Más datos a tener en cuenta. El Oviedo acertó el 86,7% de los pases, su tercera mejor cifra de la campaña, mientras que los visitantes se quedaron en un pobre 73,8%, su quinta peor del curso. Está, por supuesto, el gran rendimiento defensivo de los azules, que solo recibieron 5 disparos en contra (incluidos los bloqueados). En toda la temporada, solo el choque ante el Cartagena (2 intentos) se vio una tarde con menos intervenciones del meta azul.