Carrión manda, ellos juegan: el análisis de la situación del Oviedo

La mejor versión de muchos futbolistas llegó tras otra lectura perfecta previa del entrenador

Los jugadores celebran el quinto gol, el logrado por Bastón. | Juan Plaza

Los jugadores celebran el quinto gol, el logrado por Bastón. | Juan Plaza / Nacho Azparren

Nacho Azparren

Nacho Azparren

El Carrión lector de partidos volvió a lucir en el triunfo más contundente de la temporada, también uno de los más importantes, por eso de levantar la moral de las tropas tras la batalla perdida en El Molinón. Lució el entrenador porque supo diseccionar un duelo, al que acudía el Burgos de Jon Pérez Bolo al alza, que presentaba peligros evidentes. Pero Carrión supo cargar a sus futbolistas de argumentos para desarbolar a un rival que pareció endeble y poco trabajado: mérito azul. Con esa base dada por el entrenador, lució el talento de sus futbolistas.

Santi Cazorla se guardó el carnet de identidad para recordar el tipo de futbolista que un día fue. Uno que, por ejemplo, conquistó la Premier. Su primera parte es un clínic para cualquier centrocampista. Jugó con una pierna y otra, repartió en corto y largo, rompió líneas de presión e incluso estuvo acertado en defensa: fue el que más balones recuperó, 11. Claro síntoma de lo cómodo que estaba en el terreno de juego.

Con Jimmy escoltando al internacional, siempre en el sitio adecuado, y este asumiendo el mando, a Seoane se le abrió un partido en el que está en su salsa: el de aparecer donde él quisiera. Otro punto a favor del estudio previo de Carrión. Pero luego, claro, tiene que aflorar el talento. Y a Jaime Seoane le sobra, aunque esta temporada solo lo haya logrado mostrar a cuentagotas.

Y está, por supuesto, la irrupción anotadora de un Moyano que ya puede considerarse como uno de los fichajes más rentables de la Segunda División esta temporada. En cuanto a precio (salario) e impacto en el juego del equipo. Anotó un triplete por su olfato y capacidad para definir, pero antes, Carrión le había indicado esos espacios.

Otro detalle que habla de la mano del técnico: el segundo tanto. Llevaba unos partidos peleado el Oviedo con las jugadas de estrategia, un arte que en otros momentos de la temporada le había dado buenos réditos. Mucho centro desde la esquina y escasos frutos. Pero al fin vio el equipo la luz. Fue una acción brillante, por el servicio de Cazorla y la definición de Seoane.

La suma de estudio del rival, práctica en El Requexón y calidad individual dio como resultado la mayor aportación ofensiva de la temporada. Por el resultado, ese 5-0, pero también por los acercamientos. Con 10 tiros a puesta, los azules marcaron su mejor registro del curso en este aspecto.

La reacción en su versión más ofensivo vuelve a dejar al Oviedo en el camino de las mejores sensaciones. Ese que había transitado hace tres jornadas, tras derrotar al Leganés líder con el agónico lanzamiento de Paulino y que abría de par en par las puertas a meter los dos pies en play-off. Luego llegó un empate inesperado ante el Eldense (1-1) y la dolorosa derrota del derbi (1-0), pero Carrión optó por mantener la calma. También la rutina. El estilo nunca estuvo en discusión.

Y si había alguna duda en cuanto al ánimo del grupo, la puesta en escena (al minuto Moyano ya había pisado área rival) se habrá encargado de disiparla. La reacción más contundente llegó en el momento adecuado. El Oviedo vuelve a pisar los alrededores del play-off. El oviedismo vuelve a creer, o quizás nunca dejó de hacerlo. Llegan semanas decisivas para ver hasta dónde puede llegar el equipo. Zorrilla, el viernes, será otro duro examen. Uno al que llegan preparados Carrión y sus muchachos, que nunca se han alejado del camino marcado.

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