Cuanto más valiente, mejor: el análisis del momento del Oviedo

La orden de Carrión al descanso ante el Levante funcionó: en la segunda parte, el equipo azul falló más pases pero recuperó, centró y remató más

Fútbol Real Oviedo - Levante

Fútbol Real Oviedo - Levante / Miki López

Nacho Azparren

Nacho Azparren

No es que quisiera Carrión entrar demasiado en materia cuando se le preguntó, minutos después de cerrarse el espectacular 3-2 con el que el Oviedo tumbó al Levante, sobre qué les había explicado a sus muchachos al descanso. Se limitó el técnico a explicar que había incidido en que el Oviedo tenía que seguir siendo fiel a sí mismo, en ese tocar para atraer rivales y luego encontrar los espacios. Que había pedido un Oviedo sin urgencias. Pero lo cierto es que el silbido inicial del segundo acto presentó a un equipo más atrevido, más vertical y más fuerte en el cuerpo a cuerpo. ¿La consecuencia? Una remontada, no a salvo de sustos, que vuelve a meter al equipo de lleno en la pelea por los puestos de honor de la tabla.

Lo primero que hizo el equipo de Carrión nada más volver de los vestuarios fue ponerse a lomos de Viti, más controlado en el primer acto, desatado tras el intermedio. Esa fuerza en la derecha fue la que permitió al equipo instalarse de primeras en campo rival y generar una serie de ataques laterales y córneres que precedieron al empate. Después se unió Bretones en la izquierda, y el Levante, aunque se metió de lleno gracias a un nuevo error en el zaga carbayona, fue superado por una propuesta que apostó por un fútbol más vertiginoso y sin complejos que en el primer acto,

"El primer tiempo no fue malo, pero quizás algo lento", concedió Carrión tras el choque. No estuvo mal el Oviedo, que al menos sí fue reconocible, no como en Valladolid, pero le faltó algo de "punch". Algo que sí tuvo, rebosante, en el segundo acto.

La posesión siguió sonriendo a los azules pero esta vez la emplearon de una forma más decidida. Menos retórica. Por ejemplo, el primer tiempo ofrece mejores datos en cuanto a porcentaje de pases bien (89,6% a 83,6%), consecuencia de una posesión más conservadora.

Los tres goles logrados tras el descanso se pueden explicar por una cuestión de acierto en los metros finales, suele suceder, pero también es cierto que el Oviedo compró más papeletas para que le tocara el premio en el segundo acto, en el que tiró en 10 ocasiones por las 3 logradas en el primero. Fue la actuación tras el descanso mucho más fuerte en lo físico, con 32 duelos ganados al rival por los 25 del primer acto o los 13 balones aéreos conquistados por los 7 de antes del descanso.

La conclusión parece clara: al Oviedo le sienta mejor cuando juega con menos ataduras, cuando emplea la posesión con el fin de dañar al rival, ya se ha visto en varias ocasiones esta temporada. El propio Carrión así lo ha reconocido en más de una ocasión. No es un técnico que se vuelva loco con la posesión de la pelota: sí quiere tenerla, pero con un fin. Ese atraer para luego encontrar los espacios que pronunció al final del enfrentamiento. El choque ante el Levante lo vuelve a mostrar.

El final del curso se acerca semana a semana, solo quedan 13 jornadas para conocer a los tres equipos que festejarán a lo grande: los que obtengan el ascenso a Primera. El Oviedo está metido en la pelea y sabe que sus opciones crecen cuando opta por su versión más decidida.

Mirando al Carlos Belmonte

El triunfo ante el Levante vuelve a situar al Oviedo en la pomada, pero queda dar el paso definitivo, el que se resiste: el de los partidos fuera de casa. Si el equipo de Carrión logra trasladar el juego del Tartiere a domicilio, habrá candidato de peso.

Por eso, la plantilla ya piensa en que la cosa de detenga aquí. Ya se mira al Belmonte. "Los partidos de casa hay que llevarlos fuera, en Valladolid por ejemplo nos costó mucho. El Albacete es un equipo que está necesitado pero tenemos plantilla y equipo suficiente para lograr nuestro objetivo y hay que ir con esa mentalidad a jugar", indicaba Dani Calvo.

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