Segunda División | Los equipos asturianos

Leo sostiene, Cazorla reparte: el análisis de un empate que mantiene al Oviedo en la pelea

Los dos bastiones de un Oviedo que fue de menos a más ante el Racing

Leo Román detiene el balón ante Arana en una acción anulada por fuera de juego. | Miki López

Leo Román detiene el balón ante Arana en una acción anulada por fuera de juego. | Miki López / Nacho Azparren

Nacho Azparren

Nacho Azparren

A dos héroes se agarró el Oviedo ante el Racing en dos mitades bien distintas. Sufrió en el primer acto y a Leo Román le salieron brazos de cada parte de su cuerpo. Reaccionó tras el intermedio, luchando contra los elementos (como el del silbato) y entonces Santi Cazorla asumió la batuta y dio una lección inolvidable. 23 años tiene Leo, que está ante la temporada de su confirmación. 39 luce Cazorla, que apura sus últimos trazos. Por ellos se explica un partidazo que solo supone un punto más en la tabla pero que refuerza al Oviedo a nivel anímico.

Cazorla envía un pase ante la presión de Vicente. | Miki López

Cazorla envía un pase ante la presión de Vicente. | Miki López / Nacho Azparren

Primera parte: problemas y Leo. El choque salió a plena intensidad desde las primeras patadas. Justo lo que se esperaba. El choque de estilos fue poco a poco sonriendo a un Racing que exageró mejor los defectos de su rival. Tuvo opciones el Oviedo, sobre todo Bastón y Moyano, pero las más claras fueron las de Arana, un incordio en el ataque cántabro.

Román fue su pesadilla. Le sacó un mano a mano en los primeros compases, otro más claro (anulado después por fuera de juego) con el pie y la tercera, una actuación prodigiosa que opta a mejor parada del año. Aldasoro chutó mal y Arana corrigió con la cabeza. Román usó sus muelles para girar y, a contra pie, sacar una mano milagrosa. Si el Oviedo llegó vivo al descanso, él tuvo mucho que ver.

Segunda parte: carácter, fútbol y Cazorla. Tras el descanso, el Oviedo corrigió. Sufrió menos en las transiciones y se hizo con el mando. El choque bajó de revoluciones, algo que no incomodaba a los azules. Ante el riesgo de aletargarse, Carrión tiró de soluciones desde el banquillo. Cuando se esperaba la reacción, Fuentes Molina se propuso alterar los planes. Expulsó a Luengo de forma inexplicable y a Sangalli en lo que pareció una compensación. El Oviedo se repuso mejor a la agitación. Ahí es donde creció la figura de Cazorla, dispuesto a ser clave desde una baldosa. Movió al equipo aquí y allí, con la derecha y con la zurda, merodeó la frontal y siempre encontró la mejor solución. Un clínic en la segunda mitad. Acabó con 60 pases completados, 17 de ellos en el último tercio del campo: es la segunda marca más alta del curso para el Oviedo, solo superada por los 20 pases de Colombatto ante el Cartagena.

La mejoría azul, en cifras. El cambio del Oviedo tras el descanso fue radical. Así lo explican los números del partido: de 145 pases completados con éxito en la primera parte a los 237 de la segunda, de 25 envíos en el último tercio a 41, de 4 tiros a puerta recibidos a uno, de hacer 17 centros a 21, de imponerse en el 48,9 de los duelos al 63,8%.

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