Opinión | Canta y no llores

No maten tan pronto a Borja Sánchez, que queda tiempo

El Oviedo tiene diez partidos para ser valiente, demostrar que es un equipo grande y llevar la contraria a la historia reciente

Momento del partido / FUTBOL. 2. ALCORCON. REAL OVIEDO

Momento del partido / FUTBOL. 2. ALCORCON. REAL OVIEDO / LNE_CORREO

Digerido el trompazo de Alcorcón –vaya imagen...– el Oviedo está a punto de meterse en el mes de abril con diez partidos por delante para llevar la contraria a la historia reciente. Es la hora de la verdad, la de jugar con presión, la de tener altura de miras, la de ser valientes.

El momento de dejar claro, o no, que este Oviedo no es como el de años atrás, que derrapaba y caía al abismo cuando parecía que podía rozar la gloria. Lo de Santo Domingo fue un mazazo, un sopapo a mano abierta con un estilo impropio de Carrión. Se puede perder, pero un equipo que busque un ascenso no puede salir a un estadio a especular. Es pegarse un tiro en el pie. El espejo en el que mirarse es la versión de El Molinón.

El Oviedo cayó aquella tarde, sí, pero lo hizo con una imagen convincente, de luchar por todo. Negarlo es de necios: esa derrota en Alcorcón, sumada a un empate imprevisto ante el Racing en casa, provoca que regrese el tembleque. En el entorno ya empieza a asomar un halo de pesimismo que conviene cortar de raíz. Por mucho que queden treinta puntos en juego, por mucho que el play-off esté a dos puntos... Hay dudas y es normal. Por eso, el partido de este fin de semana ante el filial del Villarreal, a priori un rival asequible, puede marcar una tendencia. Una victoria cambiaría el panorama, pero todo lo que no sea ganar haría saltar todas las alarmas. Sería una torpeza por parte del Oviedo no aprovechar este ambiente tan a favor de corriente, con casi 20.000 personas cada quince días en el Tartiere y una ciudad que hasta hace una semana creía en el ascenso.

Cazorla, el más veterano, dio la clave del problema tras el encuentro en Alcorcón. Vino a decir que lo que falta al equipo es maldad. Traducido: que hay demasiado control de juego, mucho pase horizontal, y poco remate. Mimbres para solucionar los problemas hay, aunque habrá que hacerlo con un delantero menos por la baja de Bastón por lesión. Alemão, pues, está ante su gran oportunidad de consolidarse por fin en un once titular y demostrar que puede comandar el ataque del Oviedo. Por ahí también anda Álex Millán, de momento sin apenas participación tras su lesión. Cuenta la gente bien informada del club que el Oviedo esta semana cerró filas. Que fueron días de mucha unión y de venirse arriba con la gala de la Fundación, comandaba por Gabriela Murguía, rectora de la Universidad de Pachuca y pilar de la propiedad. El Oviedo tiene a su favor una plantilla con calidad, un entrenador valiente y una calma extradeportiva que, quitando pequeños incendios que se apagan rápido, no tenía desde hace tiempo. Tiene todo a favor.

Lucas, el gran olvidado que podría aportar en este tramo de Liga

Lucas Ahijado, probablemente el mejor jugador del Oviedo durante el curso pasado, no está teniendo apenas participación tras volver de su lesión. Viti ocupa su lugar y de extremo derecho juegan Masca o Paulino. El lateral derecho es ahora mismo un olvidado, pero cuentan por El Requexón que en nada podría regresar al once.

No maten tan pronto a Borja Sánchez, que queda tiempo

Es innegable: el regreso de Borja Sánchez no está siendo el esperado. El talentoso mediapunta está entrando a cuentagotas y todavía no ha tenido tiempo real para demostrar su potencial. Basta palpar un poco el ambiente para ver a unos cuantos con el cuchillo entre los dientes. Es lo que pasa con los jugadores de calidad, que siempre tienen detractores. No lo maten tan pronto, que queda tiempo.