Diego Cervero regresa al fútbol a los 40 años: juega de medio centro en un filial gaditano

"Es la primera vez en mi vida que disfruto en un campo", dice el exjugador azul, médico del Sanluqueño, que ha hecho ficha con el segundo equipo para ayudarle

Diego Cervero

Diego Cervero / LNE

Nacho Azparren

Nacho Azparren

La escena, si se relata hace unos años, resultaría surrealista. De un lado, en los locales, el que fuera defensa del Oviedo entre 2008 y 2019, Dani Hedrera, hacía de entrenador. Del otro, en los visitantes, el clásico oviedista Diego Cervero, a sus 40 años, actuando como medio centro en un filial. La situación, un Nueva Jarilla-Atlético Sanluqueño B, se dio hace un par de meses en las catacumbas del fútbol andaluz, la Segunda senior gaditana, la penúltima en importancia, y sirve para demostrar que cuando hay pasión, todo es posible.

Eso, la pasión por la pelota, fue lo que sintió Diego Cervero (Oviedo, 1983) cuando hace algunos meses desde el club gaditano le hicieron una curiosa proposición. "Fue cosa del director deportivo. El filial no pasaba por su mejor momento y me propuso hacer ficha para ver si con mi experiencia podía echarles un cable", cuenta Cervero vía telefónica a LA NUEVA ESPAÑA.

El exfutbolista azul trabaja como médico del primer equipo del Atlético Sanluqueño, en Primera Federación, donde se retiró como futbolista y fijó su residencia en Sanlúcar. Comparte su labor en el club con su trabajo como médico en el Hospital Virgen del Camino. Pero, entre medias, no ha dejado de lado la pelota.

La cosa es que el exdelantero azul suele asistir a los entrenamientos del Atlético Sanluqueño para hacer de médico. Pero, claro, una cosa llevó a la otra. "Los lunes, en el entrenamiento dedicado a los jugadores con menos minutos suelo trabajar con ellos en los ejercicios. Y los jueves, en el partidillo, el entrenador me usa también para tener 22 jugadores", relata. Y hay más: "Y si en cualquier momento se lesiona un futbolista y tengo que ponerme en su posición, yo encantado".

Así que Cervero estaba, a medias, en dinámica de entrenamientos con el primer equipo. Y aunque la temporada pasada le invitaron a hacer ficha con el primer equipo, opción desechada por él, esta vez sí aceptó en una competición menos exigente y que le ha permitido experimentar nuevas sensaciones. "El primer partido que jugué, que era en casa, en nuestro campo de El Palmar, con césped perfecto, grande, cuidado… Lo disfruté como un niño. Nunca me había pasado. Yo siempre, ya desde pequeño, había jugado para competir. Y ahora me encuentro disfrutando del fútbol como nunca me había sucedido", explica.

Vayamos a lo de la posición: ¿Cómo tras una vida de delantero ahora muta en medio centro? La explicación es sencilla: "Por disfrutar”. Y desarrolla la idea: “En el medio tocas más balón, estás más metido en el juego. Recibes, das pases… ¡Si hasta hago cambios de orientación!".

Sus estadísticas en el regreso no son nada malas. Ha disputado cinco partidos, con tres victorias (las tres en casa) y dos derrotas (las dos de fuera). Ha marcado un gol: "Llegando desde atrás, desde la frontal y tocando a un lado". Un gesto a lo Colombatto, pero en la Segunda senior gaditana.

En cuanto al partido que inicia este reportaje, el Nueva Jarilla-Atlético Sanluqueño B, es decir el Hedrera-Cervero, acabó con victoria clara de los locales, 5-1. Cervero resume el partido: "Fue en un campo incómodo, de césped sintético, el rival nos cosió a patadas, no pudimos jugar casi nada… Ese partido no lo disfruté nada. Ya me lo había advertido Dani (Hedrera): ‘Diego, no vengas que ya verás...’. Pero no le hice caso".

En el equipo de médicos.

No es esta experiencia con el filial del Atlético Sanluqueño B la que mantiene al ovetense ligado al fútbol. También está en otro equipo, aunque no oficial: el del Colegio de Médicos de Cádiz, con el que compite también para disfrutar. "Hay bastante nivel", advierte; "porque es gente que se lo toma muy en serio y se cuida".

En junio, tiene el Campeonato de España de médicos en un lugar de grato recuerdo: el Hotel Montescastillo, en Jerez. El mismo en el que se hospedó el Oviedo en 2015 antes de ascender en el Carranza.

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