Niebla azul en un día de sol: así fue el ambiente en la previa del partido del Real Oviedo

La afición del Oviedo se vuelca con el equipo y disfruta de la victoria ante el Zaragoza: "Este año podemos subir"

Joaquín A. Cuesta

Joaquín A. Cuesta

La afición pidió y el Real Oviedo respondió. Victoria ante el Zaragoza por 1-0 al borde del descuento y la locura. Los tres puntos sumados por los de Carrión sirvieron para devolver a los seguidores azules toda la entrega mostrada durante la previa del partido. Bengalas, banderas, tifos... La afición compareció vestida hasta las cejas con todo tipo de equipaciones del equipo azul en la calle Alejandro Casona para recibir al autobús carbayón.

Mientras esperaban, pasaban coches. Los conductores que pasaban por allí alucinaban con la fiesta que estaba montada. Les paraban, les hacían pitar… En un día de sol, la zona estaba encapotada por el humo azul de las bengalas. Y poco después, al paso del autocar, se desató la locura. En el interior del autobús oficial del Real Oviedo se podía ver a los jugadores grabar con sus teléfonos móviles lo que estaban viviendo: un recibimiento a la altura de los grandes equipos de España. Tras su paso, la marea azul se disipó. Unos se fueron a comer debido a la hora del partido (16.15 horas). Otros, a seguir con la previa en los bares cercanos. Pablo Noval, Pablo Llorián y Álvaro Torrón fueron de los que se quedaron. Subían la calle de camino al campo, algo madrugadores. "Este año podemos subir y hoy (por ayer) ganamos seguro", apostaban. Una vez llegados a la plaza Pedro Miñor, el ambiente de siempre: para pedir, media hora. Para sentarse… Igual lo mejor abandonar esa idea... Y en el centro de la plaza, la pachanga entre niños que se organiza habitualmente. Es difícil adivinar quién juega en un equipo y quién en otro, porque todos van de azul.

Así fue el recibimiento de la afición del Real Oviedo al autobús de los jugadores

Joaquín A. Cuesta

Cerca de la plaza caminaba un grupo de zaragozanos que habían venido a celebrar la despedida de soltero de su amigo Chus García, que luego acabaría siendo conocido por todos los que siguieron por la tele el partido entre ovetenses y maños. Llevaban 24 horas de fiesta. Decidieron ampliarla hasta después del partido. Y todos disfrazados con máscaras de oso panda, por el apodo del novio, y el susodicho, vestido entero como el mamífero. Terminaron con un resbalón en las gradas que fue captado por las cámaras. Chus se cayó entre los asientos y sus amigos intentaron levantarlo, aunque no podían del ataque de risa que tenían. Un show que nunca se les olvidará.

Una vez dentro, 22.685 almas animaron durante todo el partido. Es la segunda mejor entrada en lo que va de año, solo superada por la del día del partido contra el Racing de Santander, aunque aquella jornada los cántabros contaron con el respaldo de más de 3.000 aficionados. Esta vez la fiesta fue total gracias al gol de Alemão en los últimos minutos del partido. El Tartiere respiró y el júbilo lo invadió todo. Los de Carrión resisten en el play-off. Ya solo quedan tres finales. Ayer se ganó la primera en un día soleado en el que dominó la niebla azul.

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