La recomendación es clara: un bebé no debe ser expuesto directamente al sol sin protección hasta el año de vida. Luego hay excepciones: a los pequeños les beneficia disfrutar de veinte minutos al aire libre y sin cremas, siempre y cuando el tiempo transcurra a la sombra. "Les viene bien para cubrir las necesidades de vitamina D. Más tiempo de veinte minutos es un riesgo porque las quemaduras son peligrosas a cualquier edad , pero especialmente entre los menores de un año", explica José Ignacio Pérez Candás, pediatra en el centro de salud de Sabugo de Avilés y presidente de la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria. ¿Y qué crema solar es la recomendada? "Debe estar libre de disruptores endocrinos, fundamentalmente parabenos", precisa Candás. Otra cosa es qué trucos utilizar para embadurnar a los pequeños de casa, pero "haberlos haylos". Ahí van unas estratagemas: echar la crema haciendo dibujos o cantando una canción: "Frota, frota y el sol rebota"...

En cualquier caso, es necesario extremar las precauciones en torno a la fotoprotección infantil. Los especialistas advierten de que antes del año de edad la mejor forma de proteger a los bebés es no exponerlos nunca directamente al sol. Con los niños algo mayores, lo idóneo es usar productos "especialmente formulados y testados para estas edades". Los médicos recomiendan elegir un fotoprotector pediátrico con un índice de protección solar alto (SPF 50+) capaz de proteger frente a los rayos UVB, UVA e infrarrojos (IR-A) que también contenga filtros físicos en lugar de químicos. Debe evitarse, a su vez, que los pequeños estén bajo el sol en las horas centrales del día: entre el mediodía y las cuatro de la tarde.

Los pediatras inciden también en la importancia de cubrir el cuerpo de los niños con ropa adecuada: las prendas de vestir han de ser ligeras, de colores claros y tejidos transpirables como el algodón. En cuanto al calzado, mejor optar por zapatos de lona o sandalias para prevenir las ampollas. Y un detalle importante: las gafas de sol deben ser adecuadas, nunca juguetes. El agua y las frutas son a su vez aliados contra las altas temperaturas. ¿Y como vigilar los posibles efectos del sol en un bebé? "No se deben dejar pasar signos de nerviosismo, enrojecimiento de la piel, pigmentación...", explica Susana Mezquina, del departamento científico de Cinfa, quien subraya: "La piel de los niños es más vulnerable y cuenta con menos mecanismos de defensa naturales para protegerse del daño solar".

Y lo más importante, a juicio de los especialistas: predicar con el ejemplo. "Si han visto a los adultos de su entorno exponerse al sol de manera responsable es más probable que los niños hayan adquirido esos hábitos y los sigan aplicando por su cuenta", concluye Mezquina a sólo unos días de que el calendario indique que los meses de asueto infantil ya están aquí. Ya lo cantaba El Fary: "Verano, verano, alegría, alegría", pero siempre con protección.