Desmontando viejos mitos, el doctor Julio Maset desactiva el de la dieta blanda o el ayuno como mejor estrategia para hacer frente a la gastroenteritis infantil, el trastorno digestivo más frecuente entre los niños, ocasionado por una inflamación de la pared del estómago y los intestinos como consecuencia, la mayor parte de las veces, de una infección. Su síntoma principal es la diarrea, frecuentemente acompañada por vómitos, fiebre y dolor abdominal, y es una enfermedad de propagación rápida entre la población infantil debido al modo de relación más habitual entre los niños, con mucho contacto físico.

Para enfrentarse a la gastroenteritis, sin embargo, "al contrario de lo que se suele creer, no es necesario el ayuno ni tampoco una dieta astringente", señala el doctor Maset. Según su criterio, "basta con que la alimentación sea suave, evitando el exceso de grasas o azúcares. Por ejemplo, desde el momento en que el niño recupera el apetito, podemos darle de comer, sin forzar, cereales, patata, carne magra, pescado, verdura, fruta e incluso lácteos. Si recurrimos a una dieta blanda, no debe durar más de unos días o corremos el riesgo de que la diarrea se vuelva crónica. En cambio, reiniciar lo antes posible la dieta habitual acelera la recuperación", concluye.

Lo que sí es plenamente aconsejable para el tratamiento de este trastorno tiene que ver, más que con la comida, con la bebida. Contra el riesgo de que la diarrea desemboque en un cuadro de deshidratación, los padres deben saber que lo mejor para prevenir es que el niño beba con frecuencia -"cada vez que se produce un vómito o una deposición"- con el objetivo de reponer el líquido y las sales minerales perdidas y permitir al organismo recuperarse. "Los sueros o soluciones de rehidratación oral son idóneas para ello" recalca Julio Maset, "aunque no se ha de forzar a beber al niño, que las tomará solo si tiene sed y si el pediatra no ha dado otra indicación".

Otros consejos rápidos dicen que si el afectado es un lactante no debe dejar de tomar el pecho o el biberón, que a no ser que el pediatra indique lo contrario conviene evitar la medicación -no hay una específica y los antibióticos no son efectivos- o que conviene extremar la higiene y no llevar al niño al colegio hasta que se encuentre mejor.